A horas de vencer el plazo legal, partidos oficialistas y de oposición trabajaron contra el tiempo para definir a sus candidatos al Congreso en las siete listas que lograron inscribirse en el Servicio Electoral hasta el sábado 16 de agosto.
La negociación se concentró primero en cuadrar los cupos de cada colectividad, bajo dos reglas: “el que tiene mantiene” y “nadie crece”, lo que generó tensiones internas y obligó a algunos partidos a ceder frente al riesgo de no cumplir los mínimos legales (cuatro diputados o 4% de los votos) y enfrentar la disolución.
En el oficialismo, el pacto Unidad por Chile se inscribió tras la salida de la Federación Regionalista Verde Social y Acción Humanista, que denunciaron falta de condiciones de igualdad. El Frente Amplio, pese a haber exigido inicialmente 47 cupos, logró 37, lo que le permite competir en 25 de los 28 distritos y presentar duplas en 11 de ellos. En el Senado sólo obtuvo tres cupos.
El Partido Socialista alcanzó todos sus objetivos: 31 candidaturas a la Cámara Baja, presencia en 23 distritos y ocho duplas, además de competir en las siete circunscripciones senatoriales en disputa, donde busca crecer, especialmente en Atacama. La DC, que se incorporó al bloque en el tramo final, elevó de 22 a 30 sus postulaciones a diputados y aseguró sus tres cupos al Senado. En contraste, radicales y liberales debieron moderar expectativas: los primeros obtuvieron 21 candidaturas a diputados y tres al Senado.
En la oposición, RN y la UDI se consolidaron como las fuerzas con mayor número de candidaturas, con 57 cada una, mientras Evópoli inscribió 36 y Demócratas accedió a 32, pese a su baja representación parlamentaria actual.
Por su parte, el pacto Cambio por Chile (Republicanos, Libertarios y Social Cristianos) llegó con mayor holgura al cierre, pues ya había definido su plantilla el 8 de agosto: Republicanos inscribieron 65 candidatos, Libertarios 62 y Social Cristianos 56.


