La semana pasada, la defensa del senador Jaime Orpis ingresó cuatro peticiones al Ministerio Público. En este orden, se leían así: que la causa la asumiera el Fiscal Nacional; que si esa petición no era aceptada, se optara por un segundo paso: que la causa fuera asignada al Fiscal Regional, Alberto Ayala; como tercera opción –si las anteriores se rechazaban– pedían que la causa fuera enviada a la Fiscalía de las Condes; y, en cuarto lugar, que no la tramitara el fiscal José Antonio Villalobos y se la entregaran a otro fiscal.
Sin embargo, como el Fiscal Nacional, Sabas Chahuán, rechazó los dos primeros puntos -que eran de su ingerencia- el jefe de la Fiscalía Regional Oriente, Alberto Ayala, tomó, como parte de sus atribuciones, la decisión de acceder al último punto de los abogados y reasignó la causa al persecutor Marcelo Acuña, en una movida que deja fuera de la causa Corpesca a los fiscales José Antonio Villalobos y también a Carlos Gajardo. “A Ayala sólo le faltaba un motivo para dejar fuera a Gajardo”, comentan fuentes cercanas a la investigación.
Hace un par de semanas Acuña fue nombrado en Alta Complejidad sin haber sido antes fiscal. Es cercano a Ayala, ya que fue su abogado asesor en la Fiscalía Regional que encabeza, lo que hace que la causa esté ahora completamente en manos de Ayala, convirtiendo el escenario en un segundo round de la reciente rencilla entre Gajardo y Ayala.
Según comentan fuentes ligadas a la investigación, la molestia de algunos fiscales y del propio Gajardo fue evidente. No sólo porque Chahuán no se habría hecho cargo del caso Corpesca –lo que posibilitó que este finalmente cayera en manos de Alberto Ayala, con quien tiene una antigua y tensa relación-. También porque esto se suma a un malestar que Gajardo venía incubando desde los interrogatorios a Giorgio Martelli, el recaudador de la Nueva Mayoría, del que fue marginado –junto a otros fiscales adjuntos- a tal punto que en el segundo interrogatorio, los persecutores no sabían dónde estaba declarando Martelli.
Por eso, durante la jornada de este martes pidió una reunión con Chahuán; una cita que se concretará este miércoles y en la cual, lo más probable, es que presente su renuncia; una decisión que –según fuentes del Ministerio Público- ha estado reflexionando durante toda la jornada.
CUENTAS PENDIENTES CON AYALA
En un documento de respuesta a la petición de los abogados de Orpis, Ayala escribió haciendo alusión a la filtraciones a la prensa: «El fundamento de todas las peticiones, vale decir, tanto aquellas ya resueltas por el señor Fiscal Nacional como las que han sido derivadas por éste para que se pronuncie este Fiscal Regional se fundan en el concepto de debido proceso y especialmente en las filtraciones de información de la carpeta que nos ocupa».
Para muchos, dejar fuera del caso Corpesca a Gajardo es una pasada de cuentas de Alberto Ayala, ya que ambos mantienen una “difícil” relación desde hace meses, cuyo punto más álgido fue en febrero.
El miércoles 18 de ese mes, la Fiscalía Nacional informó que reordenaba la investigación del caso Penta, dirigiendo la totalidad de lo relacionado con Soquimich (SQM) –del empresario Julio Ponce Lerou– al Fiscal Regional Metropolitano Centro Norte, Andrés Montes, y entregando el mando de todo el resto de la investigación a Ayala, acotando así el poder de Gajardo en la indagatoria.
Antes de este movimiento, el fiscal adjunto de la causa era Gajardo, en su calidad de persecutor de delitos de alta complejidad. Él tomaba las decisiones clave, como a quién citar a declarar, dónde poner el foco de la investigación y hacia dónde dirigirla.
Pero ese día el mapa de poder cambió. En el comunicado oficial de la Fiscalía, se indicaba que los antecedentes del ‘caso Penta’ “pasarán a ser investigados por el Fiscal Regional Metropolitano Oriente, Alberto Ayala, con el apoyo del equipo de Fiscales adjuntos de la Fiscalía de Alta Complejidad”. La frase dejó en evidencia que el mando de Gajardo se reducía y que sería solo un colaborador.
El punto más revelador del nuevo orden que se imponía sobre el ‘Caso Penta’ fue que el fiscal Gajardo llegó a considerar su renuncia. Según publicó La Segunda, Gajardo ya intuía que esta decisión era cuestión de tiempo y que, en ese contexto, decidió adelantarse y «tirar el mantel» difundiendo los avances de la investigación en torno a SQM. Pero también se informaba que Gajardo consideró la posibilidad de renunciar a su cargo. Esto pese a que él negó que le hayan quitado apoyo y defendió la transparencia de la investigación.
El movimiento de Ayala fue interpretado como un “golpe blanco” al fiscal Gajardo. Entonces era comentario en los pasillos de la Fiscalía Oriente el distanciamiento entre ambos. De acuerdo a fuentes internas, Gajardo era el único que no se “agachaba” ante Ayala.
Las versiones decían entonces que Ayala tenía un “dilema” con Gajardo por no poder “controlarlo” y no poder “sacarlo”, ya que es el fiscal “estrella”. Otras versiones apuntaron que el Fiscal Regional buscaba contar con mayor injerencia en la causa.
Para muchos, dejar fuera del caso Corpesca a Gajardo es una pasada de cuentas de Alberto Ayala, ya que ambos mantienen una “difícil” relación desde hace meses, cuyo punto más álgido fue en febrero.
La jugada se revirtió en menos de una semana. El 25 de febrero Sabas Chahuán, anunció un cambio de timón en la investigación del ‘Caso Penta’ que lleva a cabo el Ministerio Público. Chahuán dijo entonces que «todas las aristas» del caso pasarán a estar bajo su mando, y marcó un hito, ya que era primera vez que una investigación estaba bajo el liderazgo del Fiscal Nacional.
Sobre la reasignación dada a conocer ayer, desde la Fiscalía afirman, sin embargo, que corresponde a una decisión administrativa y descartan cualquier otra lectura. De acuerdo al comunicado oficial, “la causa continuará siendo vista por la Fiscalía de Alta Complejidad, donde estaba siendo tramitada por el fiscal José Antonio Villalobos, accediéndose a la reasignación de la indagatoria, recayendo el nombramiento en el fiscal Marcelo Acuña, de la misma dotación y quien es especialista en delitos económicos de la Fiscalía de Alta Complejidad.
CANDIDATO A LA FISCALÍA NACIONAL
Ayala es definido como una persona de personalidad fuerte, lo que lo ha llevado a tener férreos colaboradores, pero también detractores que se quejan de que con cada aparición pública, tras cada pieza de ajedrez que mueve, está su aspiración por llegar a la Fiscalía Nacional. Según las mismas fuentes, aspiraciones que no han desaparecido.
En octubre de este año se debe conformar la quina –por parte de la Corte Suprema– con los nombres propuestos para suceder a Chahuán. Esa nómina es enviada a La Moneda, donde la Presidenta Michelle Bachelet –como lo hizo el 2007 con el actual Fiscal Nacional– deberá escoger un nombre que proponer al Senado para su ratificación.
Los fiscales regionales pueden estar solo ocho años en sus cargos y no pueden ser reelegidos en el mismo lugar. En el caso de Ayala, se ha cambiado de zona antes de que venzan sus plazos: ingresó al Ministerio Público el año 2000, a cargo de la Región de Antofagasta, el 2007 se trasladó a la zona de Los Lagos y, el 2011, a la Metropolitana Oriente.
Ayala es, además, el “más político” de los fiscales, según comentan en el Ministerio Público, donde dicen que sabe manejarse políticamente, que “tiene muñeca” y una especial cercanía con el senador RN, Alberto Espina.
Participó en la Vicaría de la Solidaridad durante la dictadura de Augusto Pinochet y fue abogado de la Corporación de Asistencia Judicial de Valparaíso.
En los 90 fue abogado durante años de Soquimich (SQM), por lo que se inhabilitó en la querella del SII contra Pablo Wagner, que involucra a SQM, y también lo hizo en el Caso Cascadas, que involucra al dueño de la minera y ex yerno de Pinochet, Julio Ponce Lerou. Un dato clave, pues a raíz de esa investigación se ha detectado una serie de boletas y asesorías para la precampaña presidencial de Michelle Bachelet y parlamentarios oficialistas y de oposición.
FISCAL NACIONAL
El Fiscal Nacional, Sabas Chahuán, conversó con la prensa luego de reunirse por aproximadamente una hora con el fiscal Carlos Gajardo, en medio de su remoción de la indagatoria por el caso Corpesca que provocó rumores respecto a su posible salida del Ministerio Público.
«La reunión estaba programada, Carlos Gajardo me la pidió ayer, estuvimos parte del tiempo solos, efectivamente. Básicamente Carlos me hizo presente algunos antecedentes de la llamada causa Corpesca que puede tener algún vínculo con la sociedad SQM que, como ustedes saben, está siendo investigada por mí, entre otras aristas», afirmó Chahuán.
El Fiscal Nacional detalló que «me comuniqué con el Fiscal Regional Alberto Ayala, quien se enteró hoy día también por Carlos Gajardo, a través de un mail, de que existían estos antecedentes. Ante lo cual el fiscal Ayala, me recordó que en febrero él me había solicitado inhabilitarse porque en algún tiempo, hace 20 años, trabajó para SQM, entonces me dijo que me iba a enviar los antecedentes para estudiarlos y ver si eventualmente podía seguir la Fiscalía Oriente a cargo de esta investigación», afirmó Chahuán, asegurando que va a «evaluar» si se hace cargo de esta arista en la investigación con los antecedentes en la mano.
Respecto de estos antecedentes el Fiscal Nacional detalló que habría algunas boletas emitidas a SQM «que podrían ser similares a la investigación que llevo yo», dijo.
Chahuán admitió que Gajardo le manifestó su preocupación «porque parecía que le estaban quitando la investigación por algo que es falso» y aseguró que ambos fiscales, incluido Ayala, cuentan con su respaldo. El fiscal fue enfático en asegurar que «no hubo petición ni ofrecimiento de renuncia» y que no se descarta que Carlos Gajardo pueda volver al caso Corpesca, aun cuando la defensa del caso tiene derecho a pedir un cambio de fiscal.
Según trascendió, la reunión se habría concretado en medio de la molestia de algunos fiscales y del propio Gajardo después de su marginación del caso Corpesca. No sólo porque Chahuán no se habría hecho cargo del referido caso –lo que posibilitó que este finalmente cayera en manos de Alberto Ayala, con quien tiene una antigua y tensa relación–, sino también porque esto se suma a un malestar que Gajardo venía incubando desde los interrogatorios a Giorgio Martelli, el recaudador de la Nueva Mayoría, de los que fue marginado –junto a otros fiscales adjuntos– a tal punto que en el segundo interrogatorio, los persecutores no sabían dónde estaba declarando Martelli.
GAJARDO Y CORPESCA
Fue más tarde el propio Gajardo quien se refirió al encuentro, confirmando que le hizo ver a Chahuán la situación de Ayala. También aseguró que no estaba en sus planes renunciar a los casos Penta y SQM, que esperaba retornar a la investigación del caso Corpesca y que no estaba molesto por no haber participado en el interrogatorio a Martelli, afirmando que esa indagatoria era demasiado importante «como para que haya un problema de egos».
«No he renunciado ni he pensado renunciar a esta investigación. Esta es una investigación que para la Fiscalía y para mí personalmente es muy importante que se lleve a cabo con los mayores estándares de excelencia para que la verdad que el país necesita conocer de esta investigación pueda lograrse de la mayor forma, y por lo tanto me parece que mi rol en esta investigación es relevante y lo último que me gustaría hacer en esta causa es renunciar», sostuvo. Y remarcó: «Yo no he salido de la causa Penta, no he salido de la causa Soquimich, y tengo la esperanza de que tampoco voy a salir de la causa Corpesca».
Sobre esta última, afirmó que «cuando me enteré por un oficio de mi marginación del caso Corpesca fue que yo pedí una reunión al fiscal nacional, porque me parecía que habían antecedentes que era importante que estuvieran en consideración para una mejor solución de esa decisión. Esos antecedentes, lo ha dicho previamente el fiscal nacional, dicen relación con que hay en esa investigación boletas también relativas a la empresa Soquimich, que por lo tanto puede generar algún tipo de inhabilidad en el fiscal Ayla, como es de público conocimiento».
En cuanto a los dichos del propio Ayala, quien justificó su salida de la indagatoria como una medida para frenar las filtraciones, señaló: «Las filtraciones que se producen en una causa son inconvenientes para el desarrollo de una correcta investigación. Eso es algo que yo he dicho desde la primera vez que me refería a esta causa en el mes de septiembre del año 2014. Coincido que es malo para una investigación que haya filtraciones. El propio fiscal Ayala ha aclarado que sería una infamia siquiera sugerir que esas filtraciones puedan provenir de mí o de algún otro miembro del equipo de investigadores. Eso no es así y hay investigaciones penales abiertas en curso, por lo tanto si alguien tiene alguna información relevante respecto de dónde se producen algunas filtraciones, es importante que las aporte en esa investigación».
Finalmente, sobre su ausencia en los interrogatorios a Martelli, manifestó que «yo no realizo todas las diligencias en esta causa, eso es evidente, en esta causa todos los días se realizan diligencias por un equipo de excelentes fiscales (…) No tengo ni he tenido ningún inconveniente con que en algunas diligencias yo no haya participado. (…) Esta investigación es demasiado importante como para que haya un problema de egos en quién hace las diligencias. No tengo en esta investigación un problema de egos, lo que me interesa en esta investigación y lo que a la Fiscalía le interesa, es que esta investigación avance. Y mientras eso suceda, yo voy a estar tranquilo».


