Dicho lo anterior, llama la atención que un factor de esta importancia preocupe sobre todo a los partidarios del Rechazo y no a los del Apruebo. De hecho, los impulsores de este último casi no se hacen cargo del problema del crecimiento económico, que determinará si acaso los derechos sociales seguirán el destino de la mayoría de los países de América Latina, donde se los encuentra bien establecidos en muchas constituciones —esa es la parte fácil—, pero escasamente materializados en favor de sus ciudadanos. Y es que hay que pasar por ese pasillo estrecho que ha resultado una barrera imposible para nuestras naciones, mucho más inclinadas a redactar largas y pormenorizadas cartas fundamentales que a establecer, quizá porque es un trabajo mucho más arduo y exigente, las condiciones para el crecimiento y el desarrollo. (El Mercurio Cartas)
Claudio Hohmann



