Feriado de invierno

Feriado de invierno

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El solsticio de invierno es el día de menor duración de la luz solar, y marca el inicio de la progresión aparente del astro hacia el sur. Corresponde al 21 de junio, y en las culturas indígenas del hemisferio es una fecha de celebración: el Wetxipantü mapuche y el Machaq Mara aymara.

Los nombres que dan los pueblos originarios a esta fecha, feriado nacional desde junio de 2021, aluden al ciclo celeste, con las denominaciones “nueva salida del sol”, o “retorno del sol”.

El corazón de esta festividad es la reconexión con la vida y el respeto por la naturaleza. En tiempos del desastre climático que amenaza la sobrevivencia de la especie humana, adquiere un tono de advertencia que no conviene desoír. Las manifestaciones de este desapego por el orden natural son variadas; pero sin lugar a dudas, una de las más importantes es la reaparición de enfermedades pandémicas, que en años antiguos se denominaban pestes.

Recapitulando, se calcula que antes de 1492 vivían en este continente 60 millones de personas. La llegada del conquistador las redujo a 6 millones, una caída del 90% de los habitantes de pueblos originarios de toda América. La causa de esta gran mortandad no fue la espada ni el mosquete. Fue la enfermedad. Hernán Cortés pudo volver y someter Tenochtitlán después de una primera huida, cuando ya la mayor parte de la población estaba gravemente enferma. Según un relato: “El religioso menciona que como los indios tenían […] muy de costumbre, sanos y enfermos, bañarse a menudo, con esto morían como chinches, y muchos de los que murieron fue de hambre porque como todos enfermaron de golpe no podían cuidar unos de otros ni había quien les hiciese pan […]”.Una fuerza de conquistadores de 500 hombres contra un imperio de 25 millones, en una de las superficies más densamente pobladas del planeta, en que los jinetes del apocalipsis fueron la viruela, el sarampión, el cocoli-ztle (plaga respiratoria cuyo símil moderno no se ha dilucidado), y la fiebre tifoidea. Las estimaciones demográficas en el Imperio Inca son de 9 millones y para lo que hoy es Chile, aunque muy imprecisas, están entre 300 mil y 1,5 millones de habitantes antes de la Conquista.

Después del gran terremoto y tsunami del año 2010 me correspondió recorrer en múltiples ocasiones La Araucanía. Dos experiencias muy educativas: primero, a la pregunta por qué habían tenido la sabiduría de subir a los cerros cuando la tierra se remeció, la machi respondió que fue por las enseñanzas de Trentren Vilú y Caicai Vilú, figuras mitológicas que desatan la furia del mar y protegen a pueblos y animales empujándolos a las alturas. Segundo, ¿por qué el gran terremoto? La machi dijo tocando el suelo, porque la madre tierra está enojada con nosotros.

En esta fecha en que el sol vuelve hacia nosotros, hay que honrar a los pueblos indígenas, a pesar de una paz nunca bien forjada; pero sin duda, sus consejos de no seguir destruyendo la tierra que nos cobija, y que es de todos, merece particular atención. (La Tercera)

Jaime Mañalich