Pareciera que los comandos, en este tramo final de la campaña, han decidido enfatizar en el extremo de la contraparte y buscar a los electores de Parisi, achatando la segunda vuelta, en lugar de incorporar los grandes temas que están quedando sin respuestas oportunas y que con seguridad ingresarán en los próximos años a la Agenda País, como siempre convertidos en asuntos urgentes, por no haberlos tratado con debida antelación, como lo son temas trascendentales para Chile. Entre ellos:
Revolución Tecnológica, desempleo y efectos sobre la economía. Ha quedado fuera y la RT ya está instalada en la Industria bancaria del país y de camino a convertir a todos los bancos en un Computador Central cargado con Inteligencia Artificial, al que se sumará a los cajeros robots, ya instalados en varias de las actuales agencias, las que están siendo convertidas en sitios de trabajo y de reunión y negocios entre clientes, en torno a un café. Clientes que harán todo el trabajo del banco gratuitamente, sumando al mismo el que ya realizan en el hogar y la oficina.
En esta nueva Banca Virtual está reemplazando aceleradamente a la Banca de Negocios creada en los años 80, cuando ingresaron miles de jóvenes ingenieros comerciales y civiles a la misma, que junto a los restantes empleados sumaron decenas de miles o centenares de miles que gradualmente están perdiendo sus puestos de trabajo en total silencio informativo.
Las agencias caminan aceleradamente a tener un vigilante y un par de atentos empleados para Servicio al Cliente y el Agente, que seguramente ya no serán profesionales de alto nivel, porque las Agencias no requerirán de un Gerente.
La amenazante globalización. La rentabilidad de los bancos será gigantesca después del masivo despido que terminarán realizando, superando largamente las actuales ganancias y utilidades que ya se han encumbrado por los cielos. Lo más probable es que todos los bancos sean finalmente extranjeros, con la excepción de uno o dos nacionales. Su personal será mínimo.
Lo mismo está ocurriendo con los supermercados y las tiendas del retail, con modelos operacionales muy parecidos, en los cuales, al igual que en los bancos, las casas matrices o sub-matrices en Chile serán pequeñas, ya que con la inteligencia artificial y la globalización que viene pegadita, da lo mismo si el computador central se encuentra en Santiago, Madrid o Nueva York: siempre se podrá operar el mismo en el idioma que el cliente elija y con una cercanía abismante para atender todos los productos del banco, de los supermercados o las tiendas del retail, al hacer uso intensivo de la inteligencia artificial en todos ellos.
Volviendo al tema del falso dilema, comunismo o fascismo que ha achatado la segunda vuelta. ¿Se podría decir que Boric estaba tomando clases de marxismo/leninismo, cuando lo sorprendió la candidatura presidencial, quedando con materias pendientes, para recibir el diploma ?,
¿Se podría afirmar que Kast es un fascista, porque se fue de la UDI para defender el legado político de Pinochet, que ya no estaba teniendo seguidores, y reclutó jóvenes por todo el país, para formar un partido de ultraderecha, sin kilometraje, con escasa calle y con líderes menores, ninguno de los cuales podría amenazar su poder en el futuro?
Si se revisa lo visto hasta ahora, en el marco de los desafíos importantes y trascendentes, algunos de los cuales hemos señalado en esta columna de opinión, se notará que estamos frente a dos personalidades totalmente distintas y que, por ello, presentan liderazgos totalmente diferentes.
En tanto Boric abre los brazos y acoge a todos los derrotados que estén dispuestos a sumarse a su campaña, de igual a igual y sin exitismo, Kast se refugia detrás de sus débiles espadachines y recibe los apoyos, pero tomando distancia, por lo que los mismos se expresan desde lejos. Apuesta por los votos de Parisi y se va a Estados Unidos a buscarlos, dejando lejitos a todos los líderes de la centroderecha democrática, a la que siente que ha derrotado, para convertirse en su nuevo líder.
La actitud natural de Boric permitió iniciar la construcción inmediata de confianzas, entre dos bloques que son cercanos y por tanto sumativos, conscientes los líderes más viejos que sus gobiernos fueron buenos, pero que no conectaron bien con las esperanzas de la gente, produciéndose lo que siempre incentivará en la ciudadanía el inició de un cambio de banderas, agravado por aceptar ser parte del juego del dinero y la política, que inició la crónica de una muerte anunciada para la centroizquierda.
Lo que ocurrió con Boric fue casi natural, porque es un líder que surge en medio de un movimiento estudiantil poderoso y en donde hay que tener muchas competencias y habilidades para mantenerse en la conducción del movimiento. No por nada es desde allí donde surgen habitualmente los líderes de las naciones, que no necesariamente deben ser expertos economistas, con alto conocimiento de ciencias políticas, sociología y otras disciplinas, necesarias de conocer y conducir desde organizaciones complejas hasta una nación.
Boric ya tiene en su carta de presentación el haber logrado la anhelada educación gratuita, que llevará su nombre de por vida, junto a la de otros líderes juveniles, que fueron capaces de unirse para convocar a todos los estudiantes y sus padres en el país. Seguramente, allí Boric aprendió a conocer a los comunistas, tal como le ocurrió a Allende, por lo que no les tuvo miedo para disputarles el liderazgo de la izquierda. Será un liderazgo largo, si sabe compartirlo con Giorgio Jackson entre otros. Si lo saben hacer, como hasta ahora, demoraran mucho en ser desplazados, pues forman un equipo que se conoce y mantiene lealtades y que, por cierto, tiene como todos los equipos, el gen de su autodestrucción en su propio interior si alguno le falla al resto.
El liderazgo político de Boric, le permitió convocar a la formación de un partido de izquierda y su relación con Jackson y los restantes líderes juveniles, a tener la visión de conformar un importante movimiento de izquierda como es el Frente Amplio. Es claro que estamos frente a un joven gran líder de izquierda, ya que sólo tiene 35 años, edad en la que, en política, recién se empieza a caminar con pantalones largos.
Si sumamos a eso, que apenas escuchó hablar en la radio a Ricardo Lagos, recién pasada la elección, tomó el teléfono en su auto y le llamó para saludarlo y agradecerle, abriendo la posibilidad de tener una reunión a la que humildemente concurrió, para escuchar, con calma y respeto, el análisis que el único líder vivo y fundador de la Concertación en el país le entregó de manera directa y personal. Si a ello se suma su reunión con la ex senadora Carmen Frei, actual Presidenta de la Democracia Cristiana, es claro que estamos frente a un joven dirigente que sabe ordenar el poder y migrar desde un pequeño partido, a un conglomerado como el Frente Amplio y luego a un pacto con el Partido Comunista en Apruebo Dignidad para, desde allí, iniciar la tarea de acercarse a los partidos de la Concertación, seguramente para construir el referente de Centroizquierda que espera liderar.
Haber realizado una alianza con el Partido Comunista es algo natural para quien haya estudiado la vida política de Salvador Allende, el gran líder histórico de la Izquierda en Chile y quien, a pesar de tener una posición siempre minoritaria y debilitada en el Comité Central de su partido, el Partido Socialista, contó con el apoyo del Partido Comunista desde la elección presidencial de 1952. Todo indica que no se equivocó, porque los guerrilleros y los violentistas de la UP, que fueron los grandes responsables de su caída, no salieron de las filas del PC, simplemente porque los comunistas chilenos son un caso casi único en América Latina.
Ellos reconocen en los obreros del salitre a su pilar fundacional y se enorgullecen de su total compromiso con la democracia en Chile y, en verdad en 100 años, no se les puede anotar ninguna falta con la misma: han sido parte de los tres gobiernos de izquierda del país, el de Aguirre Cerda en 1935, el de Allende en 1970, y el de Michelle Bachelet en la Nueva Mayoría de 2014 y, posiblemente, en el primer gobierno de la nueva centroizquierda chilena si Boric gana la elección.
A pesar de ello, mantienen a la dictadura del proletariado en su ideología, en un tiempo en donde los proletarios ya casi no existen y en donde son los profesionales y trabajadores calificados del estado llano los que empiezan a tener sus fuentes laborales bajo amenaza.
El caso de Kast ha sido totalmente distinto, ya que su personalismo lo llevó a mirar a todos desde las alturas, luego de obtener la primera posición. En política eso es fatal. Kast, está enfrentado a la realidad de una derecha democrática que se ha demorado más de 30 años en alejarse del dictador, pero que, todo indica, la mayoría de sus integrantes quiere lograr apartándose de quienes, con sus actuaciones, no tienen nada que ver con las Fuerzas Armadas, Carabineros ni la PDI.
De hecho fue esta última institución la que detuvo a la alta oficialidad de las organizaciones que afectaron derechos humanos fundamentales, para ponerlas a disposición de los tribunales en los primeros y siguientes años de la recuperación de la democracia. Altos oficiales, que es probable aún no comprendan porque Pinochet no asumió nunca su responsabilidad de mando sobre todos ellos, dejándolos sin ningún atenuante, lo que permitió las penas de decenas y centenares de años de cárcel que los tiene condenados a morir en Punta Peuco.
A todo ello, se debe agregar el peor desempeño económico de los últimos 50 años, en donde los principales números de su gigantesco fracaso económico están anotados como Producto Interno Bruto que lo sintetiza todo. En gobiernos de la Concertación el PIB subió hasta en dos dígitos, en tanto que en el gobierno de Pinochet fue casi siempre mediocre e incluso con decrecimiento. En ambos casos, los periodos de gobierno son similares: 16 años Pinochet y 20 años la Concertación,
Si a todo eso se suma que el libro sobre la familia Kast ha sufrido un grave traspié al comprobarse en los registros oficiales de Alemania que su padre era militante del Partido Nazi, lo que él desmintió siempre aseverando que ser soldado alemán no significaba ser nazi -lo que es efectivamente cierto- ha quedado inscrito en similar posición que Sebastián Sichel tras instar a diputados oficialistas a votar contra un cuarto retiro desde las AFP, al tiempo que, luego, debió admitir que él mismo hizo el primero. La diferencia, sin embargo, que en el caso del padre de Kast se trata de un inmigrante que formaba parte de los miles de nazis que huyeron desde Alemania a los países de Sudamérica para no enfrentar los tribunales de Nuremberg, en donde se les juzgó y condenó por una corte internacional. Por cierto, eso hace comprensible su defensa de oficiales de la DINA y CNI detenidos en Punta Peuco.
Basilio Torres Becerra
Profesor de Política y Estrategia Financiera



