Eutanasia: factor de aumento de tasas de suicidio-Roberto Astaburuaga

Eutanasia: factor de aumento de tasas de suicidio-Roberto Astaburuaga

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Existen muchas y muy buenas razones para oponerse a la legalización de la eutanasia en Chile, pero nos parece relevante abordar el tema del suicidio, debido al alarmante estado de salud mental, y de altas tasas en nuestro país, y el impacto que tendría la legalización de la “muerte digna”.

En el debate sobre eutanasia y/o suicidio asistido (ESA), quienes la apoyan, sostienen que legalizarla reduce la tasa total de suicidios y pospone los que se produzcan, mientras que quienes se oponen señalan que aumentarían tanto las muertes por ESA como por suicidio. En abril de 2022, D.A. Jones comparó las tasas de suicidio entre los países europeos que han legalizado la eutanasia/suicidio asistido y algún país vecino que no lo haya hecho, por cada 100.000 habitantes, entre 1990 y 2016.

Comparando la evolución entre Bélgica y Francia, desde que Bélgica legalizó la eutanasia/suicidio asistido en 2002, la tasa de suicidios no asistidos ha disminuido (3,6: de 19,5 a 15,9), pero no tanto como en Francia durante el mismo período (5,3: de 17,6 a 12,3)La diferencia también se nota si se trata de mujeres: la disminución en Francia fue de 3.7 y en Bélgica fue 1.7. Esto último puede explicarse porque desde 2002 en Bélgica las tasas de muerte autoinfligida aumentan de forma pronunciada y constante. En 2016, Bélgica tenía la tasa de suicidio más alta de la OCDE en Europa occidental. Entre Suiza y Austria, desde 1990, las tasas de suicidio no asistido en Suiza y Austria disminuyen paralelamente, pero, mientras en Austria continuaban descendiendo, en Suiza la tasa de muertes autoiniciadas (suicidio no asistido más suicidio asistido) se estabiliza en 1998 (19,0), cuando el gobierno codifica el suicidio asistido como distinto a otras formas de suicidio, y luego comienza a aumentar (de 16,1 en 2010 a 22,2 en 2017). En las mujeres es aún más dramático: entre 1990 y 2017 la disminución de las tasas de suicidio no asistido es muy similar entre Austria y Suiza. Sin embargo, la tasa de suicidio (asistido y no asistido) de suizas de 9,4 en 1998 casi se duplica a 18,6 en 2017, mientras que la tasa de suicidio no asistido de austriacas bajó de 8,7 a 5,0 en el mismo periodo.

El estudio concluyó que en comparación con las jurisdicciones vecinas sin eutanasia/suicidio asistido, los estados que sí las legalizaron «muestran pruebas claras de un aumento de las muertes autoinducidas y algunas pruebas de un aumento de los suicidios no asistidos». Por otro lado, «ninguna jurisdicción muestra una reducción en el suicidio no asistido tras la introducción» de la eutanasia/suicidio asistido en comparación con los estados vecinos que no la legalizaron.

Otro estudio del mismo año midió las tasas de suicidio en diez estados de EE.UU. que legalizaron el suicidio asistido hasta finales de 2019, comparando los cambios en las tasas de suicidio antes y después de la implementación legal con los estados que no aprobaron dichas leyes. El «análisis considera tanto las tasas totales de suicidio (es decir, incluyendo los suicidios asistidos) como las tasas de suicidio sin asistencia». Concluyeron que existía «evidencia sólida de que la legalización del suicidio asistido se asocia con un aumento significativo del 18% de las tasas totales de suicidios», y este aumento «mostró mayor intensidad en los mayores de 64 años y en las mujeres (40%)». Reconocen que existe «evidencia menos sólida de que el suicidio asistido también se asocie con un aumento de los suicidios sin asistencia (aproximadamente un 6% de aumento en general, un 13% en mujeres). Y no se encontró evidencia de que las leyes de suicidio asistido se asocien con una reducción en las tasas de suicidio totales o de suicidios sin asistencia».

Es necesario considerar lo anterior, tomando en cuenta al realidad chilena. Un estudio de agosto de 2024 (UNAB), revisó el aumento del suicidio en Chile (1920-2010): la tasa actual de suicidio para Chile es superior a 10 por cada 100.000 habitantes (2%), sobre promedio mundial (1,3%); durante la década de 2010, el 53% de todos los suicidios fueron cometidos por personas de 40 años o más, un aumento respecto del 23% durante la década de 1920; y, el 29% de todos los suicidios durante la década de 2010 fueron cometidos por hombres mayores de 50 años, frente al 10% en la década de 1920. Los resultados de la ENS 2016-2017 muestran que, en el país, 1 de cada 10 personas de 18 años y más, ha “pensado seriamente en suicidarse” alguna vez en la vida. Para 2022, los decesos aumentaron a 10,3 casos por 100.000 habitantes.

En 2023, se presentó un proyecto de ley en la Cámara de Diputados que buscaba consagrar el derecho a un permiso laboral por hasta 15 días en caso de que un familiar requiera acompañamiento por un riesgo cierto de suicidio (Boletín Nº 16267-13). En la fundamentación del proyecto de ley, se indicaba que Chile, en 2019, era el sexto país de América Latina y el Caribe con mayor alta tasa de suicidios con 9 por cada 100.000 habitantes, mientras que el promedio de la región fue 6,2, según cifras del Banco Mundial (El País).

Legalizar la eutanasia sí tiene efectos en la tasa de suicidios: la aprobación de la primera no implica un descenso de la segunda, si no que lo contrario: la evidencia comparada sugiere que sería un factor importante en el aumento de las tasas totales de suicidio y, si bien no con el mismo nivel de certeza, también incidiría en las tasas de suicidio asistido. Chile se encuentra en una delicadísima situación de salud mental, con tasas de suicidio crecientes y mayores a las del promedio mundial. Es altamente probable que, al permitir la eutanasia en Chile, se potencie uno de los factores de riesgo para la realización de suicidios. Lo anterior afectaría políticas públicas tales como el Plan Nacional de Salud Mental 2017–2025, el Programa Nacional de Prevención del Suicidio o el programa Quédate. (El Líbero)

Roberto Astaburuaga