Un estudio empírico realizado por La Cosa Nostra evaluó el desempeño de las principales encuestadoras chilenas durante el ciclo de «enorme volatilidad política» vivido entre 2020 y 2025, un período que incluyó siete procesos electorales nacionales. La columna sostiene que las encuestas no solo miden votantes, sino que también actúan como un termómetro del clima político, y su precisión —o error— tiene serias consecuencias políticas y simbólicas.
El ejercicio comparó la distancia entre las predicciones finales de las encuestadoras antes de la veda y los resultados oficiales del Servel, promediando la desviación en puntos porcentuales para generar un ranking de desempeño objetivo.
El resultado del ranking final sitúa a La Cosa Nostra como la encuestadora más precisa del quinquenio, con una desviación promedio de 2,8 puntos respecto a los resultados efectivos. Le siguen en el grupo de «alta precisión» Cadem, con 4,4 puntos de distancia, y Black & White, con 4,7 puntos. Detrás de ellas, y con resultados más erráticos, se ubican Feedback, UDD (Panel Ciudadano), Data Influye, Activa y Criteria.
El análisis de La Cosa Nostra enfatiza que la industria demoscópica chilena exhibe un rendimiento heterogéneo. El estudio busca establecer una rendición de cuentas empírica que reemplace la intuición o la «fe mediática», argumentando que, si las encuestas influyen en el voto y en la agenda, deben someterse a un escrutinio basado en datos.
El informe concluye que la precisión es una forma de ética en la medición y, más allá del ranking, propone la necesidad de regulaciones mínimas para mejorar la rendición de cuentas de las encuestadoras y la salud democrática. Entre las sugerencias al próximo gobierno están exigir que toda encuesta publicada suba su informe y base de datos a un repositorio de la Segegob antes de ser enviada a la prensa, y que se realice un informe oral obligatorio justo antes de la veda electoral para explicar las perspectivas del año.

![]()



