¿Cómo operaría? El Gobierno incorporó la licitación de stock de afiliados, por grupos de 10% cada año y con un tope de participación de mercado del 30% de los activos. Hasta aquí, discutible, pero razonable.
Pero en los detalles está el diablo: el Inversor de Pensiones Estatal (IPE) competirá con el viento a favor, al ser subsidiado por ley en todos los aspectos operacionales no cubiertos por sus ingresos.
Así, si proyectamos un ejercicio simple de cómo serían las licitaciones, tenemos que la primera licitación será ganada por el IPE, que irá con un precio muy agresivo, pues será el único actor capaz de mantenerlo por 10 años. Adicionalmente, todos los nuevos afiliados caerán por default en el IPE. La segunda y la tercera licitación las volverá a ganar el IPE, pues por ley le bastará repetir el precio. Muy pocos afiliados se cambiarán, por la naturaleza de la demanda —inerte— y porque se eliminan las fuerzas de venta. Al alcanzar el IPE la cuota del 30%, probablemente los únicos inversores privados que existan derivarán de las actuales AFP, pero como el precio de la oferta afectará a toda su cartera, tendrán menos incentivos para ser agresivos en precio. Entonces el nuevo IPE filial del BancoEstado correrá con ventaja.
Así, repitiendo el mecanismo, el Estado podría cubrir más de dos tercios de los afiliados y el 60% de los fondos previsionales. En otras palabras, el Estado controlará el mercado de capitales con los recursos de los afiliados: podrá financiar créditos, elegirá a los directores de las empresas privadas y será por lejos el principal inversionista institucional de Chile. Ni hablar del botín que ello puede significar para la mala política.
Los parlamentarios aún están a tiempo de que esto sea un simple ejercicio teórico y de evitar la estatización. (El Mercurio)
Alejandro Weber
Decano Economía y Gobierno USS



