El escritor húngaro László Krasznahorkai, de 71 años, recibió este jueves el Premio Nobel de Literatura, según anunció la Academia Sueca. La distinción reconoce “su obra convincente y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte”. El autor partía como favorito y consolida así una trayectoria marcada por la intensidad narrativa y el reconocimiento internacional.
Nacido en Gyula, en el sur de Hungría, el 5 de enero de 1954, Krasznahorkai creció bajo la dictadura comunista, un contexto que impregnó su visión literaria. Esa pequeña ciudad cercana a Rumania figura con frecuencia en sus novelas, teñidas de melancolía y humor. Sus primeros pasos académicos los dio en Derecho, estudios que abandonó para seguir un camino más libre, trabajando como minero y vigilante, mientras cultivaba su vocación de escritor.
En 1977 comenzó estudios de Andragogía y Filología Húngara en la Universidad de Budapest y empezó a publicar en revistas literarias como Mozgó Világ. Su debut novelístico llegó con Tango Satánico en 1985, celebrado por su originalidad y su estilo inconfundible: frases largas y subordindas que buscan abarcar la mente en su flujo natural, rechazando la artificialidad de lo breve. Su prosa, exigente y seductora, combina sutileza y una intensidad extraordinaria.
La apertura de fronteras en la segunda mitad de los años ‘80 le permitió vivir y viajar por Alemania, Francia, España, Italia, Grecia, Países Bajos, Reino Unido, Estados Unidos, China y Japón, sin dejar de regresar a Hungría. Entre sus obras más destacadas figuran La melancolía de la resistencia (1989) y Guerra y Guerra (1999), traducidas a más de diez idiomas. El cineasta Béla Tarr plasmó en la gran pantalla varias de sus obras, incluyendo Tango Satánico y Armonías de Werckmeister.
La influencia de la cultura asiática, especialmente la japonesa, se refleja en sus textos, que abordan visiones apocalípticas y distópicas con densidad, melancolía y humor. Su estilo, a menudo sin puntuación, exige lectura atenta y una disposición a sumergirse en mundos de extrema intensidad emocional y filosófica.
En declaraciones tras recibir el Premio Formentor de las Letras en 2024, admitió escribir para sí mismo y “para la pequeña lista de gente que aún lee”. Ya en 2015, al ser galardonado con el Premio Internacional Man Booker, el jurado lo definió como un creador capaz de describir la realidad contemporánea con imágenes a la vez hermosas, escalofriantes y cómicas.
La escritora estadounidense Susan Sontag lo describió como “el maestro húngaro del apocalipsis que evoca a Gogol y Melville”, consolidando una admiración que comparten críticos y escritores de todo el mundo. Su visión apocalíptica, según varios especialistas, está ligada tanto a la pérdida de valores bajo el comunismo como a su lectura del declive de la civilización occidental.
El Nobel de Literatura 2025 confirma a Krasznahorkai como una figura central en la literatura internacional, un autor que mezcla rigor estilístico, exploración filosófica y humor en medio del caos, consolidando su lugar como un escritor de culto moderno. (NP-Perplexity-Emol Agencias)



