En la izquierda, la unión hace la fuerza

En la izquierda, la unión hace la fuerza

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Aunque la derecha tiene mejores opciones de ganar la elección presidencial de
noviembre, la izquierda está siendo capaz de demostrar más unidad y cohesión. En los
dos meses de campaña para las elecciones primarias que se vienen, la izquierda demostrará mayores atributos de gobernabilidad que la fragmentada y dividida derecha. 
Porque los chilenos quieren cambiar de rumbo, pero también quieren ser gobernados por un sector que sepa demostrar capacidad para ponerse de acuerdo y dejar de lado sus diferencias, los próximos dos meses serán mucho mejores para la izquierda que para la derecha chilena.

Aunque los presidenciables de la izquierda subrayen sus diferencias y compitan arduamente para ganar las primarias, las disputas en ese sector serán sustancialmente menores que el creciente conflicto que se vive entre los partidos que se identifican con la derecha.

Al inscribir sus primarias el 30 de abril sin sobresaltos de última hora y sin grandes sorpresas, la izquierda chilena dio una fuerte señal de gobernabilidad. Aunque el ingreso de la socialista Paulina Vodanovic a la carrera presidencial desordenó algo las cosas, la pronta decisión de los jerarcas del Partido Socialista de bajar esa improbable candidatura, permitió que el sector ordenara su oferta electoral en torno a los tres grandes grupos que conforman esa coalición. El oficialismo más puro será representado por el diputado Gonzalo Winter, que orgullosamente se ha convertido en el candidato de la continuidad de su amigo, el Presidente Gabriel Boric. El oficialismo de izquierda abiertamente radical, el Partido Comunista, tiene en Jeanette Jara una candidata que refleja fielmente lo que es el partido, una mezcla de origen popular e ideas retrogradas y simpatizantes de las dictaduras de izquierda. La izquierda más moderada tiene en Carolina Tohá a una representante de esos años dorados de la Concertación que muchos quieren resucitar, aunque eso implique que vuelvan los viejos cracks, con sus conexiones con el empresario y las consultoras políticas que tendieron exitosos puentes con el gran sector empresarial en el periodo 1990-2010. La presencia de Jaime Mulet en las primarias refleja la capacidad de la izquierda de sumar a oportunistas y caciques locales que siempre han estado con ese sector—salvo cuando la derecha llegó al gobierno y logró ofrecerles las granjerías y privilegios que es capaz de ofrecer el que controla el aparato estatal.

La ausencia de un candidato del PDC en las primarias constituye un problema y una
oportunidad para la izquierda. Si bien el PDC no está obligado a ir en la misma lista que
los partidos de izquierda en la elección de noviembre, sería un suicidio para el PDC
tener una lista propia de candidatos al parlamento. Luego, sigue habiendo buena oportunidades para que el PDC se sume a la lista de izquierda—especialmente si Tohá gana las primarias.

En la derecha en cambio, la unidad parece un sueño imposible. La derecha tradicional (RN, UDI y Evópoli) temen perder votos moderados si buscan construir una coalición con los Partidos Republicano (Kaiser) y Nacional Libertario (Kaiser). A su vez, los
partidarios de Kaiser y Kast sienten que Matthei representa a una derecha impura y entreguista. Unirse a esa derecha cobarde representaría una traición a sus valores que
los talibanes de derecha no están dispuestos a dar.

Aunque las matemáticas claramente demuestran que la unión hace la fuerza, las dos
derechas se niegan a aceptar esa realidad y avanzan decididamente hacia el precipicio
electoral en noviembre. Imaginemos que las dos derechas obtienen 29% y 26% de los
votos, respectivamente, en un distrito, y que la izquierda unida logra un 45%. Por la
cifra repartidora, en un distrito de 5 escaños, la izquierda obtendrá 3 escaños y cada
coalición de derecha logrará 1. Porque la cifra repartidora D’Hondt premia a la primera
mayoría relativa, la izquierda podrá quedarse con el 60% de los escaños en ese distrito
pese a tener solo el 45%. Si la derecha fuera en una sola lista podría lograr 3 escaños
con ese 55% de los votos que saquen ambas coaliciones.

Hoy por hoy, parece altamente probable que la izquierda vaya en una sola coalición
para la elección parlamentaria y que la derecha cometa un error histórico que le va a
costar la mayoría en el Congreso.

Aunque los partidos de futbol a menudo los ganan los equipos que hacen más goles, a
veces los partidos los pierden los equipos que se hacen más autogoles. Como ya se ha
hecho varios autogoles en lo que va de este año, la derecha—compuesta por todos los
partidos que se identifican con ese sector—deberá corregir rumbo si no quiere terminar
convirtiéndose en su propio peor enemigo en las elecciones de noviembre. (El Líbero)

Patricio Navia