La decisión adoptada por el PR de votar En contra, tanto por el CEN como por su Consejo General, fue unánime. Curioso, a lo menos, en un partido que basó en el disenso, en el debate contradictorio, su capacidad de articular políticas públicas con diversas fuerzas para bien del país, entendiendo así que el fin último de la política es el bienestar de la gente.
Siempre son sospechosas las unanimidades. Lo son en Corea del Norte, en Venezuela o en cualquier dictadura. Ello solo lo indico como dato al margen.
Es verdad que “hace rato” no asisto a las reuniones de directiva nacional, las que se hacen cuando el actual presidente tiene tiempo o lo desea y no siempre de acuerdo a lo que dispone el estatuto partidario. A veces me excuso y desearía seguir haciéndolo. Si me lo permiten.
Lo que no es verdad es que haya compartido el programa presidencial de Kast “con motivo de la segunda vuelta presidencial”. Pero al alero de la experiencia del gobierno que nos rige, cuando menos queda la duda.
Por la Argentina siento una especial simpatía. Agregaría también gratitud. Allí llegué en septiembre de 1973 y pasé mis primeros años del exilio que me impuso la dictadura. Conocí grandes amigos con los cuales hasta hoy mantengo una entrañable amistad. Tengo el mayor y mejor recuerdo del Presidente Raúl Alfonsín y de los dirigentes radicales argentinos de esa época. Fueron de una invaluable ayuda para ejercer las tareas de coordinación con el “interior” y de apoyo a las directivas radicales chilenas clandestinas que se formaron para dar testimonio de nuestro compromiso por la lucha de las libertades y la democracia. En la reciente elección presidencial el radicalismo trasandino decidió no apoyar a ninguno de los candidatos.
Por lo tanto, puede guardar tranquilidad el actual presidente del PR, pues no acostumbro a usar chapitas, pero si lo hiciera, sería con la imagen de Chile. (El Mercurio Cartas)
Ricardo Navarrete Betanzo
Exsenador del Partido Radical



