Pocos días antes de lanzar su último libro, La salida, el senador Andrés Allamand (RN) se contactó telefónicamente con el ex Presidente Sebastián Piñera para entregarle, de manera personal, una copia del texto, en el que expone su estrategia para derrotar a la Nueva Mayoría en 2017. El ex mandatario recibió al legislador y un ejemplar del libro. Pero hasta ese momento Piñera desconocía que, en la primera parte, el senador hace un crítico análisis de los puntos débiles de su gobierno.
En el texto se plantea que “ha quedado de manifiesto que, sin perjuicio de sus innegables logros, el gobierno de la centroderecha adoleció de un grave déficit político”. Y cita a José Joaquín Brunner: “El escaso éxito del gobierno de Piñera -su falta de trascendencia, bajo reconocimiento y el pobre nivel de afectos que lo rodeaba- se debió a una carencia de relato”. Allamand enfatiza en el libro que “la centroderecha dilapidó una gran oportunidad cuando estuvo en el gobierno: ganó para perder”.
La molestia de Piñera tras leer esos pasajes, señalan sus cercanos, fue evidente. Así lo transmitió en privado a diversos dirigentes de Chile Vamos. Y algunos de sus ex ministros compartieron críticas en el grupo de Whatsapp que utilizan para coordinarse.
Según explican quienes han hablado el tema con Piñera, no fue tanto el fondo de los cuestionamientos lo que desagradó al ex mandatario, ya que estas mismas críticas habían sido planteadas por su ex ministro de Defensa al término del gobierno. “El principal responsable del fracaso electoral es Piñera”, dijo Allamand en diciembre de 2013. Esa vez ambos se distanciaron, pero retomaron sus relaciones en el verano de 2015 y desde entonces se reunían periódicamente.
El nuevo punto de desencuentro se desató, más bien, por el momento en que Allamand realiza este diagnóstico. Ex colaboradores de Piñera estiman que volver a reflotar los cuestionamientos, a 14 meses de una elección presidencial, produjo el descontento de Piñera y su círculo. Así se lo hicieron saber a Allamand a través de distintos gestos.
Uno de ellos ocurrió en el lanzamiento del libro del ex timonel de RN, el 5 de septiembre. Aunque Piñera y un grupo importante de ex miembros de su gabinete estaban invitados, muy pocos asistieron. De hecho, para esa misma mañana el ex mandatario agendó una actividad con candidatos municipales de Chile Vamos, a la que asistieron Evelyn Matthei, Joaquín Lavín y Loreto Seguel.
Horas después se reunirían, pero en una instancia privada. Esa noche, Allamand estaba invitado a una cena en la casa de Piñera, agendada con anterioridad. Participaron, entre otros, los ex ministros Andrés Chadwick y Cecilia Pérez, junto al senador UDI Juan Antonio Coloma y los diputados Jaime Bellolio (UDI) y Nicolás Monckeberg (RN).
Esa noche se encontraban analizando encuestas cuando ingresó Allamand, quien había avisado que llegaría un poco tarde. Según varios de los asistentes, apenas el ex ministro de Defensa entró al comedor, la esposa de Piñera, Cecilia Morel, se paró de su asiento en la mesa y, sin saludar al senador, se retiró, lo que para los presentes fue una clara demostración de la molestia.
Tras esto, Allamand se sentó cerca de Piñera. El ex mandatario -según versiones de quienes presenciaron la escena- apenas lo miró y le entregó un breve saludo, para seguir escuchando a otro de los invitados.
En medio de la conversación, en un momento en que se analizaba hasta qué punto debería el ex mandatario involucrarse en la campaña municipal de Chile Vamos, Allamand habría sugerido, según los asistentes, que Piñera no debería sobreexponerse apoyando a candidatos, ante el riesgo de que la oposición no logre buenos resultados. Pero su planteamiento provocó que algunos le expresaran firmemente que el ex presidente seguirá colaborando con los candidatos.
Según los asistentes, este diálogo fue una muestra de que hoy Allamand -a diferencia de la campaña de 2009- no está incluido en el grupo más íntimo que toma las decisiones junto a Piñera. (La Tercera)


