Sólo lleva algunos días al mando de la UDI, y el senador Hernán Larraín comienza a mostrar su sello y también a delinear lo que será su gestión a cargo de la colectividad tras la labor que dejó trunca el diputado Ernesto Silva, quien renunció a la testera por consecuencia de la crisis que provocó el estallido del «caso Penta» al interior del partido, sumado a las dimisiones de los entonces vicepresidentes Iván Moreira y Francisco de la Maza.
Lo primero fue el anuncio de elecciones bajo la modalidad «un militante un voto», tema que debiera zanjarse con reformas estatutarias en el seno de la entidad. Lo segundo fue la petición de una «mesa transversal» junto al Gobierno de Michelle Bachelet para intentar avanzar en las soluciones de la actual crisis de credibilidad que afecta a las instituciones políticas del país.
En ese sentido, el analista Pablo Lira recordó que antes que se destapara la arista Soquimich el mencionado Silva buscó un acercamiento y un acuerdo político con La Moneda, a través del ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, pensando en lo que se avecinaba en ese minuto, «y no tuvo eco en el Ejecutivo, que hoy vive su propia crisis interna en su relación con operadores políticos de la Nueva Mayoría».
«La cualidad de Hernán Larraín es que supo dirigir a la UDI en sus mejores momentos, que fueron en la década pasada. En cambio, ahora el partido se encuentra en una situación bastante delicada, aunque acompañado de una mala situación que afecta también al Gobierno, que está cuestionado, por los casos casos Penta, SQM y Caval», comentó a Cambio21.
A juicio del experto electoral, lo que hay es una «cara pragmática» por parte de Larraín, más que una cara amable. «El ítem de la juventud de SIlva no lo favoreció al momento de enfrentar la crisis de la UDI, que además lo afectó directamente a él (su tío Carlos Alberto Délano es uno de los dueños de Penta)», indicó.
Más aún, «Larraín tiene la virtud de que no está involucrado directamente en los casos en cuestión, lo que le da un gran margen de maniobra, al igual que su nuevo secretario general (Guillermo Ramírez), que tampoco está dentro de los listados de personas cuestionadas. Me parece una buena estrategia para tratar de salir un poco de la crisis política e institucional que afecta al país», insistió Lira.
LEJOS DE NOVOA
Por su parte, el analista de la Universidad Central, Marco Moreno, destacó la «capacidad negociadora» de Larraín, cualidad que arrastra «desde la época de los Gobiernos de la Concertación y que podría favorecer la posibilidad de acuerdos con el Gobierno y la Nueva Mayoría».
«Además, lo ayudaría la lejanía que sostiene con el círculo más cercano del exsenador Jovino Novoa y los liderazgos que tenían las anteriores autoridades», declaró a este medio.
«De hecho, su postura fue crítica cuando Novoa mezcló la responsabilidad judicial con la responsabilidad política en el caso Penta, lo que podría facilitar su tarea en la agenda legislativa de temas anticorrupción y pro transparencia», concluyó. (Cambio21)
