El diseño de Piñera para repuntar tras la CEP

El diseño de Piñera para repuntar tras la CEP

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No fue la noticia política más importante del día, como tradicionalmente ocurre. Los resultados de la última encuesta CEP se vieron secundados porque ese mismo día, el jueves 13 de junio, el Presidente Sebastián Piñera tomó la decisión de concretar su segundo cambio de gabinete. Pese a eso, los resultados no fueron indiferentes para La Moneda y los analizaron detalladamente, incluso, en plena marcha del ajuste ministerial. En el sondeo, la aprobación de cómo está conduciendo Piñera su gobierno cayó en 12 puntos, obteniendo un 25%, estando así por primera vez debajo del umbral del 30% de respaldo desde que asumió el 11 de marzo de 2018.

Aunque la aprobación fue considerada “mala” por el Ejecutivo, aseguran que no fue la cifra que más le preocupó. Esto, debido a que el sondeo confirmó lo que ya veían venir: las expectativas económicas siguen a la baja, así lo demostró la pregunta sobre si Chile está progresando, estancado o en decadencia. Ahí, se evidenció que un 61% cree que el país está estancado, mientras que cayó en siete puntos, de un 30% a un 23%, los que creían que Chile estaba progresando.

Las cifras y el ajuste ministerial, dicen en La Moneda, consolidó la implementación de una estrategia que habían comenzado a poner en marcha de a poco: un diseño que contempla poner el foco en el área económica, principalmente en potenciar las iniciativas en materia de infraestructura, obras públicas e inversión. “La estrategia del ladrillo”, dicen algunos a modo de broma.

De esta manera, en el Ejecutivo si bien dicen que los resultados de la encuesta eran esperables, debido a que “los segundos años son complejos”, reconocen que con la estrategia que están implementando buscan evitar llegar al nivel más bajo de aprobación que obtuvo la expresidenta Michelle Bachelet -quien en agosto de 2016, su tercer año de gobierno, alcanzó un 15% de respaldo en la encuesta CEP-, y pretenden repuntar. Así, el diseño también busca potenciar los temas “más ciudadanos”, enfocados en la clase media y seguridad. En ese sentido, se estableció que el Presidente tenga el foco puesto en las iniciativas económicas y más sociales, con más terreno y “más corte de cinta”, justamente el tipo de actividades que ha tenido durante estos días. Asimismo, la idea es que esté “más alejado” de los temas legislativos del Congreso. Y que, en esta última área, sean los ministros quienes “asuman los costos” por la tramitación de las reformas.

Esto, en todo caso, advierten que está en sintonía con el hecho de que ya estén en el Parlamento los proyectos fundamentales del gobierno, debido a que -dicen- ya pasó la etapa de “darlas a conocer” y ahora hay que aprobarlas.

El diseño político y comunicacional de La Moneda, además, va en línea con el mensaje que Piñera quiso enviar con el cambio de gabinete, modificación que contempló principalmente fortalecer a su equipo económico removiendo a José Ramón Valente del Ministerio de Economía, poniendo en su lugar a Juan Andrés Fontaine, a quien sacó de Obras Públicas. En esta última cartera, en tanto, puso a Alfredo Moreno. Además, instaló al ex DC Sebastián Sichel en Desarrollo Social, relevando su figura como un ícono de la clase media.

En el Ejecutivo afirman que una de las principales razones de la caída en la aprobación del gobierno se debió por la incorporación de los hijos del Mandatario en la gira presidencial a China. Esto, debido a que su viaje culminó el 28 de abril, es decir, dos días después de que se iniciara el trabajo de campo de la encuesta. Y, en ese sentido, señalan que la polémica de los hijos “los golpeó”, al menos, por un mes. Otro de los factores que explicaron la caída, según las mismas fuentes, es que en mayo se conoció que la economía creció en un 1,8% durante el primer semestre, poniendo en duda alcanzar la tasa de crecimiento por sobre el 3% durante el 2019. De hecho, el propio Presidente durante su cuenta pública tuvo que bajar la proyección de crecimiento de un 3,5% a establecer un rango entre un 3% a 3,5%, y además, reconoció que este 2019 será un año “más difícil”. Por esta misma razón, en el gobierno afirman que las proyecciones de mejorar ante la opinión pública son buenas, ya que, en primer lugar, la participación de los hijos fue un hecho puntual. Y, en el tema económico, es donde están “poniendo las fichas” y el capital político.

“Una gran oportunidad”

Los resultados de la encuesta CEP no arrojaron cifras positivas para el mundo político. De hecho, la desafección de la ciudadanía es mayor, ya que, según el sondeo, un 64% no se identifica con ningún sector político. Sin embargo, en el gobierno aseguran que “ven una gran oportunidad” para que el gobierno y Chile Vamos repunten, y para que exista proyección de la coalición para un segundo mandato.

¿La razón? Porque aseguran que existe una gran dispersión en la oposición, la que, a su juicio, cada vez se acrecienta más, lo que les favorece. A esto -añaden- se suma que la mayoría de los liderazgos mejor posicionados son de la centroderecha. Incluso, en el gobierno algunos ponen como ejemplo que a esta misma altura, durante el primer gobierno de Piñera, Michelle Bachelet ya estaba posicionada como una carta presidencial y la centroizquierda estaba cohesionada y en vías de convertirse en la ahora ex Nueva Mayoría. Este factor, dicen las mismas fuentes, permite viabilizar acuerdos con mayor facilidad con la DC y el Partido Radical. Y que, por esta misma razón, la idea es “amarrar” los apoyos de esas colectividades, sobre todo en la reforma previsional y en la modernización tributaria, lo que -aseguran- están haciendo a través del envío de las indicaciones comprometidas en ambas reformas, las que buscan sean aprobadas lo antes posible.

Por esto mismo, señalan en Palacio, es que comenzaron a instalar en la opinión pública la idea de “acelerar el tranco” de los proyectos de ley, es decir, emplazar a la oposición a votar las medidas del Ejecutivo, ya sea para aprobarlos o para rechazarlos. Esto último -agregan- por dos razones: primero, porque si la ciudadanía ve que no hay avances en la tramitación de los proyectos culparán al gobierno y es lo que buscan evitar. Y, esto, conlleva al segundo elemento: al hacer que se concreten las votaciones de los proyectos, en caso que la oposición decida rechazarlos, se buscará dejarlo de manifiesto ante la opinión pública, instalando nuevamente que son ellos lo que no quieren avanzar en la agenda del Ejecutivo y así que “asuman los costos políticos”.

 La Tercera/Agencias

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