Ejército libanés reabre las calles tras renuncia de primer ministro

Ejército libanés reabre las calles tras renuncia de primer ministro

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El Ejército libanés reabrió este miércoles (30.10.2019) varias carreteras cortadas por las protestas de las últimas dos semanas, un día después de que el primer ministro libanés, Saad Hariri, presentara la renuncia del Ejecutivo.

Los militares pidieron hoy a los manifestantes, en un comunicado, abrir las carreteras que todavía permanecen cerradas «debido a que se han agravado peligrosamente los problemas entre ciudadanos y como consecuencia de los últimos acontecimientos políticos».

Mientras tanto, los manifestantes continúan en las calles sin bloquearlas como vienen haciendo desde el inicio de las protestas el pasado día 17 de octubre a la espera de que el presidente, Michel Aoun, acepte o rechace la renuncia de Hariri.

GOBIERNO SECTARIO

Saad Hariri ha renunciado. Durante semanas, los ciudadanos salieron a las calles de Beirut y otras ciudades para protestar contra el sistema político del país. El primer ministro anunció su renuncia por la continua presión de las protestas. «Siempre he tratado de encontrar una salida, escuchar a la gente y proteger al país de los peligros económicos y de seguridad», dijo Hariri. «Para decirlo abiertamente, he llegado a un callejón sin salida. Es hora de para un paso decisivo para afrontar la crisis».

Poco antes la crisis se había intensificado. Según testigos presenciales, los seguidores del movimiento chií Amal y de Hezbolá habían atacado a los manifestantes en una de las calles principales y habían quitado sus tiendas de campaña en la céntrica Plaza de los Mártires. Sin embargo, los manifestantes mantuvieron sus demandas de que renuncie todo el Gobierno.

Libanon PK Premierminister Saad al-Hariri in Beirut (Reuters/M. Azakir)Dimisión: el primer ministro Saad al Hariri, durante la rueda de prensa en la que anunció que dejaba el cargo.

SIN GANAS DE EXPERIMENTOS

Cómo continúa la historia no está ahora mismo nada claro. Especialmente respecto al particular sistema político del país, basado en cuotas por confesiones religiosas. Contra esto han protestado especialmente los manifestantes, principalmente estudiantes y gente de la empobrecida clase media, porque dicen que promueve el clientelismo y el nepotismo. Esto ha unido, por el contrario, a los representantes chiitas, sunitas y cristianos.

Sin embargo, es dudoso que las protestas puedan poner fin a este sistema, dice Maximilian Felsch, politólogo de la Universidad Haigazian en Beirut. La gran mayoría de la gente no está satisfecha con el sistema político y considera deficiente el trabajo del Gobierno en los últimos años. «Pero si se celebran nuevas elecciones, es probable que la gran mayoría de los libaneses elijan a aquellos partidos que pretenden promover y proteger a sus respectivas comunidades religiosas, por lo que las nuevas elecciones no cambiarán nada y volverán a poner en el poder a la misma gente».

El sistema «ha conducido al país a la corrupción, en el sentido de que los líderes de los partidos confesionales entienden su papel principalmente como representantes de sus comunidades religiosas», dice Felsch. «Sus partidarios esperan que los políticos a los que eligen les devuelvan el favor, les consigan puestos de funcionario o les den acceso a los recursos gubernamentales«. Esto tiene una cierta lógica, continúa Felsch. Casi todos los que estaban en el aparato administrativo debían sus cargos a los partidos. Todos se benefician del sistema político y temen perder sus privilegios si esto cambia.

«Los ciudadanos están acostumbrados a vivir en un sistema que ha fortalecido aún más la conciencia del grupo confesional». Por lo tanto, es muy cuestionable que una democracia liberal, en la que las decisiones se toman con mayorías simples, conduciría inevitablemente a una mayor estabilidad y legitimidad, explica Felsch. (DW)

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