La baja aprobación ciudadana del gobierno, la que no sólo afecta a la Presidenta de la República sino que también se ha trasladado a buena parte de sus ministros, más el evidente vacío de poder instalado hace ya varios meses, el que se refrenda -declaración sobre el “fin de la obra gruesa” mediante- con la idea de que, para bien o para mal, este gobierno fue lo que fue; abrió definitivamente la temporada de candidaturas presidenciales. Y aunque la política nos ha probado ser una actividad muy dinámica, y donde nadie tiene clavada la rueda de la fortuna, ya es posible esbozar un tentativo panorama de lo que podría ser la oferta electoral que se le brindará a los ciudadanos.
En la derecha se ha tensionado el indiscutido favoritismo de Sebastián Piñera. En efecto, el más probable precandidato a la próxima elección presidencial tendrá, previamente, que sortear una elección primaria contra a lo menos dos aspirantes de su sector: Felipe Kast, representando a una nueva fuerza política con un evidente sesgo en el recambio generacional y, suponemos también, a algún retador proveniente del todavía partido más grande de Chile, ¿Francisco de la Maza tal vez? Pero el mayor riesgo para las aspiraciones del ex Presidente seguirá siendo la candidatura de Manuel José Ossandón, quien podría incluso llegar hasta la primera vuelta electoral, dividiendo la votación del sector y reeditando los fantasmas de la elección del 2005.
Transitando ahora hacia lo que podríamos llamar el espacio intermedio,todo indica que Andrés Velasco ha declinado sus aspiraciones presidenciales, lo que deja a Lily Pérez en una incómoda posición. De no haber otras novedades, la otrora militante de RN volverá al redil, al menos en lo que se refiere al apoyo del candidato de la derecha.
Es en la (hasta hoy) Nueva Mayoría, donde se registran las mayores dificultades. La irrupción del expresidente Ricardo Lagos no ha convencido a todos los sectores del oficialismo, pese al temprano apoyo que le han brindado algunos dirigentes de la DC, en lo que sólo habla de la debilidad de los precandidatos de la Falange. Es así que la senadora Isabel Allende podría ser una opción, pero que a la fecha no logra todavía consolidarse como electoralmente competitiva, lo que justamente instaló al senador Alejandro Guillier como una interesante alternativa en el debate.
Fuera de la caja, o de la lógica binominal, como gustan decir algunos, es donde debemos mirar también con atención, no subestimando ninguna opción que pudiera eventualmente capitalizar el descontento y distancia que se manifiesta hacia la política profesional. Marco Enríquez-Ominami lo intentará por tercera vez, Tomás Jocelyn-Holt por segunda, al mismo tiempo que debemos estar atentos a la candidatura que decidan apoyar los sectores representados por los diputados Boric y Jackson, ¿Cristián Cuevas quizás?
Y aunque falta mucho todavía, y evidentemente aparecerán más contendores, esta parece ser la grilla de partida.
La Tercera


