Deterioro en situación fiscal marca discusión del Presupuesto 2016

Deterioro en situación fiscal marca discusión del Presupuesto 2016

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Por muy álgida que haya sido hasta la fecha la discusión de la reforma laboral, este no es para nada el único tema que ocupa en este momento al Ministerio de Hacienda. Porque en los próximos días deberá enfrentar de lleno otro debate que se tomará la discusión económica y que también se verá en el Congreso: el Presupuesto 2016.

El 30 de septiembre vence el plazo para el ingreso al Congreso de este proyecto que define cuánto y en qué se gastarán los recursos fiscales el próximo año. Y este trámite se realizará en medio de un escenario especialmente estrecho para la billetera fiscal, que -tal como el presupuesto que maneja una familia- dispone de recursos limitados, por lo que se debe priorizar necesidades; y si los recursos no alcanzan, no se puede perder de vista que la capacidad de endeudamiento está limitada, para no comprometer el necesario balance entre ingresos y gastos en el largo plazo.

El propio Rodrigo Valdés, desde que llegó a liderar el Ministerio de Hacienda el 11 de mayo, ha buscado socializar la idea de que los gastos fiscales no pueden seguir siendo tan expansivos como lo fueron este año y que alcanzaron una expansión de dos dígitos.

Y ha transmitido a los parlamentarios la necesidad de «ajustes» para no enfrentar problemas.

Es que la caída en el precio del cobre y la desaceleración de China se contraponen de lleno a las presiones de gasto fiscal que emanan del propio programa de gobierno. De ahí que la gran consigna de Valdés ha sido contener los gastos ahora y no esperar, por más «doloroso» que sea este camino.

Hasta ahora, esta verdadera cruzada del jefe de las finanzas públicas ha sido exitosa y prácticamente nadie discute hoy este enfoque más conservador frente al uso de los recursos fiscales. Pero será la discusión en el Congreso la verdadera prueba de fuego, ya que será ahí donde Valdés pondrá números concretos, lo que se traduciría en postergación y renuncias a proyectos.

En el mercado no hay dos lecturas: si bien la situación fiscal de Chile es todavía una de las mejores del mundo, distintos indicadores revelan que las arcas públicas se han deteriorado sistemáticamente en los últimos años. Y por ello esperan que el gasto fiscal crezca como máximo 4,5%.

 Tercer año consecutivo de déficit efectivo

Si Chile operara como una suerte de cuenta corriente, 2015 sería el tercer año consecutivo en que los resultados de ella llegan al 31 de diciembre en niveles negativos.

La actualización de la proyección de ingresos y de gastos del Gobierno Central Total para 2015 -realizada hace dos meses por Hacienda-, permite estimar un déficit efectivo de $4.757.201 millones, lo que equivale a un -3% del PIB estimado para el año. Este nivel es superior al -1,6% registrado en 2014 y al -0,6% de 2013. Además se trataría del mayor déficit efectivo desde 2009, cuando éste se ubicó en -4,4%, producto de las medidas tomadas para enfrentar los coletazos de la crisis subprime en el país (ver infografía).

¿Cómo se llega a esta situación? Según las razones esgrimidas por la Dipres en una publicación de agosto, dentro de las principales razones para que el -3% de déficit este año figura la ley de reajuste de remuneraciones del sector público, ya que la iniciativa aprobada en diciembre de 2014 consideró un mejoramiento que superó los recursos provisionados para estos efectos en la Ley de Presupuestos 2015. Por lo tanto, fue necesario incorporar recursos adicionales por $205.816 millones.

El mayor déficit proyectado en los servicios de salud -y que esta semana gatilló que la Cámara de Diputados aprobara interpelar a la ministra de Salud, Carmen Castillo, por los impagos en el rubro hospitalario, las listas de espera AUGE y el estado de avance de la construcción de 20 hospitales-, ha sido la segunda fuente de mayores gastos a los previstos este año.

Los ítems suman y siguen hasta llegar a los recursos extra asociados al proyecto de fortalecimiento del Servicio de Impuestos Internos (SII) que implicaron adicionar $9.225 millones.

Sin embargo, no solo han surgido más desembolsos en 2015, sino que además los ingresos serán menores a los previstos, explica el economista de BBVA, Cristobal Gamboni. La nueva estimación de la Dipres apunta a que los ingresos totales del Gobierno Central Total para este año ascenderán a $32.392.215 millones, cifra 2,9% menor a lo considerado en la elaboración de la Ley de Presupuestos 2015. La caída radica, principalmente, en una menor recaudación esperada por parte de la minería privada y el resto de contribuyentes, así como también por menores aportes de Codelco, debido al escenario de desaceleración económica y que no logró ser compensado por los recursos de la Reforma Tributaria.

Algunos expertos ya anticipan un déficit efectivo mayor al previsto por Hacienda para 2015, debido al ajuste a la baja en las estimaciones de crecimiento de la economía chilena, que se han ido acercando más bien al 2% y el deterioro de China, que ha impactado negativamente el precio del cobre. De hecho, el economista Patricio Rojas cree que el déficit efectivo podría llegar a 3,5% el PIB este año y para 2016 también visualiza que los gastos superen los ingresos.

LA REFORMA TRIBUTARIA

Fue a partir del presupuesto de 2001, que el Gobierno definió que gastaría cada año según los ingresos de largo plazo del país y no según los efectivos esperados, dejando un espacio de ahorro de 1% del PIB de largo plazo. Todo esto, para tener una política contracíclica, y poder usar el gasto fiscal en los años de vacas flacas, y de ahorrar en épocas de bonanza.

Hasta 2007 la regla del superávit fiscal se cumplió. Sin embargo, en 2008 llegó la crisis subprime y todo cambió. En 2008 tuvimos un déficit estructural de -1% del PIB; en 2009 de -3,1%; en 2010 de -2,1%; en 2011 de -1%; en 2012 de -0,4%; en 2013 y 2014 de -0,6% ; y este año la proyección apunta a -1,1%.

Tener ocho años de déficit estructural implica que en ese lapso los gastos han superado los ingresos de largo plazo. Una de las razones dice Patricio Rojas es que ha primado el optimismo en la definición de supuestos con que se definen los ingresos de largo plazo -PIB potencial y precio del cobre de largo plazo-, y en otras cifras macro relevantes para determinar el gasto fiscal.

Esta situación no se acota a la actual administración. En 2013, el Ministerio de Hacienda, cuando era liderado por Felipe Larraín, proyectó una expansión de la economía para 2014 de 4,9%. Pero el PIB creció solo 1,9%. A fines de 2014, el ex titular de Hacienda, Alberto Arenas, estimó un PIB de 3,6% para 2015, pero hoy las proyecciones apuntan a un magro 2%.

Guillermo Patillo, académico de la USACh, apunta a la necesidad de modificar la forma cómo operan los comités de expertos que calculan el PIB potencial y el precio del cobre de largo plazo. Según los cálculos de dichas instancias, el crecimiento de tendencia será 3,6% en 2016 y el valor de largo plazo del metal rojo ascenderá a US$ 2,98 la libra. Valores que, a juicio de Patricio Rojas, «no son creíbles».

Deuda crece más que ahorros y eso afectaría tasas de interés

La deuda pública del Gobierno ha ido aumentando sistemáticamente a partir de 2008. Ese año dichos compromisos ascendieron a US$ 7.335 millones y en 2015 llegarían a US$ 34.140 millones, según las estimaciones del Gobierno. Incluso ya varios expertos apuntan a que la cifra superará los US$ 40 mil millones cuando se consideren los recursos necesarios para financiar el déficit fiscal efectivo, es decir, para cuadrar los ingresos con los gastos. Si esto se concreta, el stock de deuda será equivalente a cerca del 16% del PIB, el mayor nivel desde 1995, pero una cifra baja en comparación a otros países donde los pasivos ascienden al 100% del PIB, como en el caso de Estados Unidos.

El problema es que mientras la deuda ha crecido a una tasa promedio anual de 25% en los últimos ocho años, los activos (ahorros compuestos por los Fondos de Estabilización Económica y Social, el Fondo de Reserva de Pensiones, el Fondo de Educación y otros ahorros del Tesoro Público) lo han hecho a un ritmo de 8% anual.

Gonzalo Blumel, economista de AvanzaChile, advierte que Chile ha perdido una posición que por años fue una verdadera carta de presentación en el exterior: el ser acreedor neto por más de una década. A partir de 2011, la deuda ha superado los ahorros del fisco y esta situación se profundizaría este año, ya que gran parte del déficit efectivo debe financiarse con deuda.

Rodrigo Aravena, economista jefe del Banco de Chile, señala que si bien Chile tiene una posición fiscal que es «bastante robusta», la trayectoria que han presentado los activos fiscales netos en los últimos años es un tema que «requiere especial atención», principalmente por el hecho que han descendido alrededor de 15 puntos del PIB desde 2008.

Rodrigo Cerda, director alterno de Clapes UC, recuerda que en los últimos cinco años Chile ha accedido a tasas de interés bajas cuando ha salido a los mercados internacionales a colocar bonos. Si bien este activo sigue presente, alerta sobre los impactos que un deterioro de la situación fiscal podría generar. «Una de las consecuencias cuando un país experimenta un deterioro en su situación fiscal, es que las tasas para endeudarse suben y eso no solo afecta al fisco, sino que también a las empresas que salen a contraer deuda al exterior», sostiene Cerda.

 

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