Desafío regional de Kast: polarización, factor EE.UU. y crisis venezolana

Desafío regional de Kast: polarización, factor EE.UU. y crisis venezolana

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Una vez que asuma en marzo próximo, José Antonio Kast deberá definir la hoja de ruta de Chile en un panorama latinoamericano marcado por la alta polarización, el ascenso de la derecha y una creciente tensión geopolítica con la arremetida de Estados Unidos en la región, incluyendo el despliegue militar en el Caribe para combatir el «narcoterrorismo» y la amenaza de intervención en Venezuela.

El futuro Mandatario se enfrentará a una región con elecciones presidenciales cruciales en 2026 (Brasil, Colombia, Costa Rica y Perú) y un escenario de voto de castigo que sigue siendo el principal motor político, según los expertos.

UN PANORAMA REGIONAL DIVERSO

Jorge Sahd, director del Centro de Estudios Internacionales de la UC, describe que la región experimenta un «ciclo de cambio político de mayor balance entre fuerzas de izquierda y derecha», con elecciones que anticipan competitividad.

Santiago Acosta, de IdeaPaís, agrega que Kast encontrará una región «muy polarizada en el discurso, pero mucho más diversa en la práctica«. Si bien la derecha está en ascenso (con líderes como Milei en Argentina y el fin de la hegemonía del MAS en Bolivia), es heterogénea: «algunos son libertarios, otros son más conservadores clásicos, otros tienen rasgos claramente populistas autoritarios». La izquierda, por su parte, sigue siendo fuerte en países clave como Brasil (Lula), Colombia (Petro) y México (Sheinbaum).

Acosta concluye que Kast se enfrentará a una América Latina «cansada de la inseguridad y la crisis, muy fragmentada políticamente», pero con una «ventana para construir cooperación» en seguridad, infraestructura y energía.

LAS NUEVAS ALIANZAS Y DESAFÍOS VECINALES

La afinidad ideológica de Kast con líderes como Nayib Bukele (El Salvador) o Javier Milei (Argentina) y su participación en instancias conservadoras como la CPAC y el Foro de Madrid sugieren una mayor sintonía política. No obstante, los analistas descartan la formación de un «frente de derecha» homogéneo, como el que intentó impulsar Sebastián Piñera con Prosur.

Gilberto Aranda, académico de la U. de Chile, advierte que la formación de bloques se ve afectada por las agendas de los propios gobiernos, que tienen énfasis nacionalistas. «Más que imaginar un ‘bloque de derecha’ homogéneo, yo hablaría de coaliciones flexibles por temas,» afirma Acosta, remarcando que Kast deberá articular acuerdos en tres grandes áreas:

Seguridad y Crimen Organizado.

Integración Económica y Energética.

Defensa de la Democracia y el Estado de Derecho.

En el ámbito vecinal, Sahd proyecta un posible reimpulso de las relaciones con Argentina y una relación constructiva con Perú. No obstante, Acosta subraya que la afinidad no «borra los problemas históricos», como la agenda marítima con Bolivia, las tensiones migratorias con Perú o los roces comerciales con Argentina. Sahd también plantea el desafío de «recomponer las relaciones con EE.UU.», deterioradas por críticas del Presidente Boric.

LA DOCTRINA MONROE Y EL DILEMA DE CHINA

Un factor determinante es la reactivación de la política de Estados Unidos, cuyo gobierno anunció su estrategia de revivir la Doctrina Monroe. Esto enfoca el interés de Washington en cuatro temas clave: migración, crimen organizado, competencia con China y relocalización de cadenas de valor.

Esto plantea un dilema para los gobiernos de derecha, en particular el de Kast. Aranda se pregunta si se debe priorizar el libre comercio o el alineamiento geopolítico con Estados Unidos, sobre todo considerando que China es el principal destino comercial de varios países de la región, incluido Chile. «El dilema es, voy por el libre comercio, por el principio de libre comercio, o priorizo el alineamiento geopolítico con Estados Unidos, con lo cual matizo, relativizo el libre comercio ahí», sostiene Aranda.

VENEZUELA: LA PREGUNTA DEL DÍA DESPUÉS

La crisis en Venezuela seguirá marcando la agenda. Para Jorge Sahd, «la caída de Maduro es inminente, la pregunta es cuándo y cómo», y el desafío más complejo es la reconstrucción social y económica post-transición, donde Chile puede cumplir un rol fundamental como garante.

Acosta afirma que la crisis venezolana no puede ser un tema de «política exterior distante», debido a los efectos directos en Chile por la migración y la seguridad. El especialista sugiere a Kast una «postura clara de principios» que reconozca la naturaleza autoritaria del régimen, respalde los esfuerzos internacionales de derechos humanos y apoye salidas negociadas que incluyan a líderes legítimos de la oposición.

Aranda añade que una posible «transición híbrida» venezolana, si Estados Unidos opta por negociar, abriría la puerta a que Chile comparta su propia experiencia de transición post-dictadura. Por el contrario, una intervención militar estadounidense, inédita en Sudamérica, «lo cambia todo» y contaminaría los escenarios internos de cada país. (NP-Gemini Emol)