¿Qué nos está pasando? En las últimas semanas ha sido imposible no hacerse esta pregunta ante la evidente campaña de desprestigio al expresidente Piñera, intentando poner en duda, en forma delirante, su rol en el litigio ante La Haya contra Perú.
No solo se trata de una acusación falsa e inaceptable, sino que completamente insostenible. ¿Puede alguien creer que un mandatario, en un hecho internacional de esta envergadura y trascendencia histórica, donde están en juego los intereses soberanos del país, tendría la intención y el poder para embaucar a los agentes oficiales del Estado de Chile -embajadores de la calidad y trayectoria de Alberto Van Klaveren o María Teresa Infante-, a todos los medios y a los 15 jueces de La Haya? Todo para que, contradiciendo la contrademanda y alegaciones chilenas, presentadas públicamente ante dicho Tribunal, el fallo favoreciera un eventual y supuesto interés personal. ¡Delirante!
Es completamente falso suponer que el Presidente Piñera no haya actuado única y exclusivamente en beneficio del interés del país. Así lo demuestran los significativos respaldos que recibió del canciller Heraldo Muñoz, del exagente Van Klaveren, de los exministros de RR.EE., Ignacio Walker y Alfredo Moreno, y de toda la ciudadanía que pudo observar su compromiso.
Es evidente la campaña sucia para intentar enlodar a quien figura con las mejores opciones presidenciales. El problema no proviene de la información que se entrega, sino de la interpretación mañosa y los falsos supuestos del mundo político, sin importarles el daño que le causan a Chile y a su política exterior, que siempre ha sido considerada un tema de Estado. Y van a seguir dándole con todo a Sebastián Piñera, pues el objetivo es poner todo bajo sospecha, sin importarles la verdad y la dignidad de la persona. Como no les resultó con estos ataques ahora van tras las inversiones en el extranjero, todas legales, legítimas y públicas, donde se ha cumplido con todas las normas del Banco Central y el SII.
La gran pregunta es dónde vamos a terminar, si lo que pretenden es desatar una campaña al estilo Trump-Clinton, donde todo vale y no existe límite alguno.
Tampoco hay que dejar pasar que aquí el gran actor es el PC, acompañado por el dócil coro de la NM. Hoy es gobierno y quiere permanecer en el poder; por eso, su objetivo es atacar a la principal opción presidencial. El ejecutor es el diputado Gutiérrez, quien presentó una querella sin fundamento jurídico alguno, un abuso de poder de un parlamentario, que trata sistemáticamente de utilizar a la justicia. En su tiempo como diputado ha presentado al menos 16 querellas, denuncias y recursos, solo con objetivos políticos y buscando beneficios propios. Extraña que la justicia se preste para ser “caja de resonancia” de estas acciones, con objetivos políticos tan evidentes. Si no se frenan estos abusos de poder todos quedamos a merced de estas amenazas. Más allá de la guerrilla política, es evidente que el Presidente Piñera sabrá tomar decisiones en conciencia -más allá de lo que lo obliga la ley de fideicomiso ciego, como él mismo ha dicho- si decide ser candidato. Como en 2009 cuando, sin existir ninguna ley que se lo exigiera, adoptó las medidas de transparencia para evitar situaciones de conflicto de interés y asegurar su absoluta independencia y autonomía. (La Tercera)
Andrés Chadwick


