Dice Gerardo Varela que cuando señaló que las comunidades tenían que hacer bingos para reparar goteras, en realidad quiso decir que “mejorar la educación es una tarea de todos y que el Ministerio no se la puede solo”. Bombo Fica diría algo así como “sospechoso”.
Pero bueno, si así fuese, y dada la importancia y expectativa de su investidura como ministro, se esperaría que, primero, el diagnóstico fuera planteado en términos más técnicos y operativos para, segundo, ofrecer una solución de política pública. Básicamente, ese es su trabajo.
La frase de los bingos es impresentable porque pone el debate de mejoramiento educacional en el nivel más bajo que ha tenido el país probablemente en toda su historia. Esperable de una persona que respecto del debate de cómo abordar la educación sexual, prefiere hablar del éxito que tienen sus hijos en materia de coitos.
¿Qué diagnóstico se esperaría?: El sistema educacional chileno no tiene los incentivos suficientes y alineados para hacer que cada actor, desde el director escolar, el sostenedor y hasta el Sistema de Aseguramiento de la Calidad, se hagan responsables de sus misiones.
Solo algunos ejemplos: a los malos docentes no se los puede remover (solo al 5% por ley). Al director no se le remueve en razón al cumplimiento de su convenio de desempeño. A la superintendencia nadie le rinde cuentas por no tener un catastro efectivo de las condiciones de las escuelas y liceos. A la Agencia de la Calidad nadie le rinde cuentas por no contar con un modelo para guiar efectivamente al sistema hacia la mejora.
Del Ministerio de Educación ni hablar, como ente rector del sistema es quien debe orquestar que todo lo anterior suceda. Un ministro que cree que el problema de la educación está en la falta de compromiso de los directores y no es capaz de ver su responsabilidad, no solo no entiende cómo funciona el sistema educativo en Chile, sino tampoco cómo se hacen políticas públicas. (La Tercera)
Tomás von Bischoffshausen



