En la vida, y también en la política, uno debe aceptar que las cosas que hizo y defendió en el pasado te acompañarán toda la vida. La defensa acérrima que hicieron el Presidente Gabriel Boric y muchos de los miembros de su coalición de los irresponsables retiros de fondos de pensiones que se autorizaron durante la pandemia del Covid-19 en 2020 y 2021 contrasta hoy con la oposición del gobierno a que los legisladores repitan ese imprudente comportamiento y legislen a favor de un nuevo retiro de fondos de pensiones. Porque el que a hierro mata, a hierro muere, el indefendible apoyo a esa mala política pública que dieron muchos políticos en un momento cuando era popular actuar de forma irresponsable debilita hoy el esfuerzo por actuar de forma sensata que parecen estar haciendo muchos legisladores oficialistas y de oposición.
En medio de la pandemia, los legisladores chilenos promovieron con entusiasmo reformas que permitieron el retiro de hasta un 10% de los fondos que tenían acumulados muchos chilenos en sus cuentas individuales de jubilación en las AFP. Esa decisión se explica más como un intento por debilitar al sistema de pensiones basado en la capitalización individual que como un genuino esfuerzo por ayudar a la gente que lo estaba pasando mal por el negativo impacto económico de las reglas de distanciamiento social que se impusieron para evitar la propagación del virus. Para decenas de miles de personas, los tres retiros que se aprobaron en ese periodo permitieron que la gente retirara todo lo que tenía acumulado hasta la fecha. Aunque había formas mucho mejores para ir en ayuda de las personas -incluidas alternativas de endeudamiento estatal con bajas tasas de intereses e iniciativas de gasto focalizado para los que realmente lo necesitaban- los legisladores impulsaron estas políticas incuestionablemente populistas que dejaron sentado un precedente de irresponsabilidad que seguirá amenazando la reputación de país serio que Chile construyó con mucho sudor y esfuerzo por décadas.
Es cierto que el virus del populismo atacó con igual fuerza a legisladores de izquierda y derecha. Incluso el gobierno del Presidente Piñera, que inicialmente se opuso a los retiros, terminó sumándose a la tormenta de populismo e irresponsabilidad que azolaba al país en esos meses, y en julio de 2020, promulgó la reforma constitucional que permitió el primer retiro alegando que esa decisión obedecía a “su intención y voluntad -dada la difícil situación económica y social que viven muchas familias y compatriotas- de facilitar y agilizar el retiro de sus fondos de ahorros previsionales por parte de las personas habilitadas”.
Es cierto que la irresponsabilidad fue compartida por toda la clase política, pero los legisladores del Frente Amplio fueron especialmente alevosos en la forma que en que intentaron disfrazar esas irresponsables iniciativas como un acto de solidaridad con los que más ayuda necesitaban. Al final de los tres retiros -que hubieran sido cuatro si la iniciativa impulsada a fines de 2021 por Gabriel Boric y varios otros legisladores hubiera sido aprobada- el costo total para las cuentas de ahorro de los chilenos estuvo por sobre los 50 mil millones de dólares (una cifra en torno al 17% del PIB). Los costos de esa irresponsabilidad los hemos pagado en mayor inflación y menor acceso al crédito y los seguiremos pagando por varias décadas más en mayor costo y menor acceso a los créditos hipotecarios.
Ahora que algunos legisladores se vuelven a entusiasmar con la irresponsable idea de impulsar un nuevo retiro de fondos de pensiones -aludiendo a los mayores costos de vida que fueron causados, al menos en parte, precisamente por los retiros anteriores- el gobierno del Presidente Gabriel Boric comprensiblemente llama a los legisladores a ser más responsables. Pero cuando el que llevaba la guaripola en la farra anterior llama a actuar responsablemente, los otros participantes de la farra le recuerdan su mal comportamiento anterior. Las declaraciones del entonces diputado Boric, y de varios de sus ministros que entonces vociferaban desde la oposición abogando por políticas populistas, alimentarán los malos y falaces argumentos de los que prometen pan para hoy a sabiendas de que eso significará hambre para mañana.
Si bien el país necesita líderes que actúen responsablemente y que no tengan miedo a defender aquello que es correcto, aunque eso sea impopular, resulta difícil que los que actuaron de forma más irresponsable otrora sean ahora voceros creíbles y convincentes que ayuden a fomentar un comportamiento responsable entre sus pares. Es cierto que aquel que fue más irresponsable antes y que ahora reconoce haber actuado mal tiene más credibilidad cuando llama a hacer lo correcto. Pero mientras Boric no reconozca haberse sumado a la ola populista en la defensa de los retiros de las AFP en 2020 y 2021 y no pida perdón por haber abrazado el populismo, el llamado que hoy hace su gobierno a rechazar los nuevos retiros carecerá de la fuerza que necesita mostrar un verdadero líder. Esta nueva voltereta de Boric solo alimentará más su ya alicaída aprobación presidencial. (El Líbero)
Patricio Navia



