La determinación de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF) de apoyar a la candidata oficialista, Jeannette Jara, y llamar a movilizaciones abrió un intenso debate sobre la apoliticidad del empleado público y la modernización del Estado.
El exsubsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, criticó la decisión, argumentando que vulnera el principio de apoliticidad que rige a los funcionarios. A su juicio, los servidores públicos deben trabajar para gobiernos de distinta tendencia sin preguntar cómo vota la ciudadanía.
Galli afirmó que, al llamar a votar por Jara, la confederación «deja de lado ese principio». Aseguró que el problema no es la pluralidad política, sino «confundir la representación gremial con activismo electoral desde una tribuna que supone representar el empleo público».
El exsubsecretario también apuntó a las reformas al empleo público, señalando que el sector refuerza rigideces. Un «buen servicio civil,» dijo, debe tener un sistema de ingreso exigente, incentivos al desempeño y procesos de salida para quienes le fallen a Chile, lo que él considera bloqueado por la defensa de la estabilidad laboral.
Las críticas encontraron eco en otras instituciones, como el directorio de Somos Mujeres Chile, que habló de una «progresiva captura del Estado por parte de grupos organizados de funcionarios que… han logrado bloquear por años cualquier intento serio de modernización».
Este grupo consideró «grave» que un porcentaje de funcionarios haya ingresado por vínculos políticos en lugar de mérito. Concluyeron que un país «no puede aspirar a un Estado moderno, ágil y al servicio de las personas» si mantiene reglas que fomentan la arbitrariedad y la falta de responsabilidad.
RESPUESTA DE LA ANEF
La respuesta de la ANEF llegó a través de su secretario general, Carlos Insunza Rojas, quien reivindicó el rol histórico de la entidad, fundada por Clotario Blest. Insunza calificó la crítica de Galli como un «inesperado halago» y defendió a la ANEF como un actor «político-sindical».
Insunza afirmó que la ANEF es una organización sindical, no meramente gremial, y que «ha sido determinante en el avance de derechos sociales y laborales», actuando como «un muro estructural que ha sostenido los avances democráticos».
Insunza diferenció la abstención electoral que rige para los funcionarios en ejercicio de sus funciones —norma que la ANEF respeta— con el ejercicio de la libertad sindical. Aseguró que la organización está amparada para fijar posición en todas las materias que sus órganos democráticos determinen, incluida la coyuntura electoral.
Respecto a la estabilidad laboral, Insunza sostuvo que «es falso que la ANEF haya dejado de lado las propuestas de modernización». Añadió que la demanda de estabilidad laboral es una necesidad para el buen funcionamiento del Estado y para superar la precariedad laboral que «incuba tanto la arbitrariedad en contratación, despidos y evaluaciones, como la corrupción».
Posteriormente, Galli replicó a Insunza, señalando su «profunda inquietud». Cuestionó que la ANEF implique que los sindicatos, o apoyan a la izquierda, o «no pueden existir». Galli acusó que el apoyo de la ANEF a los cambios ha sido a costa de aumentar la rigidez y evitar la evaluación por mérito.
Por su parte, José Pérez, presidente de ANEF, intentó aclarar que no son «refractarios a modernizar el Estado» y recordó un protocolo firmado en el año 2000 con el expresidente Ricardo Lagos orientado a esta tarea. (NP-Gemini-El Mercurio)



