El dibujante de la página editorial de “El Mercurio”, Jimmy Scott, que puede ser a veces gracioso u ocurrente, presenta un malentendido conceptual: confunde lo humorístico con la insolencia y la falta de respeto; el humor con la burla.
En la edición del pasado domingo 14 de septiembre publica un dibujo que pretende ser “dieciochero” y en el que presenta a un supuesto huaso, con bastantes tragos demás, sus mejillas hinchadas por lo que se supone está comiendo y un pernil en una mano en alto. Y agrega como titular “Hueeeerta.,” queriendo referirse a una de las vueltas que la norma de la danza nacional indica en el desarrollo de un pie de cueca.
El chileno no es así. El huaso, que es el símbolo campero, criollo, ocurrente con sus ”tallas” y representante del hombre de nuestros campos, es un personaje esforzado, que trabaja de sol a sol, sin descanso para que tengamos en la mesa las verduras, granos y frutas que cosechado para vivir. Pero, por sobre todo, el huaso chileno merece respeto. Sí, se pueden hacer y se han hecho múltiples bromas con el tradicional personaje, pero siempre con altura de miras, con situaciones genuinas o creadas para causar risa, nunca mofa. Y en estas Fiestas Patrias que todos celebramos, el huaso se viste con sus mejores galas para la celebración.
Tan icónica es su figura que es un huaso quien ofrece un trago de chicha en cacho al Presidente de la República al inicio de la Parada Militar en el Día de las Glorias del Ejército. Son huasos y “chinas” las que pasan ante el estrado de las autoridades civiles y militares entonando temas de nuestro folclore en la festiva fonda móvil.
Sí, el huaso es el símbolo del hombre de nuestra tierra, tal como lo es el minero del norte o el estanciero en los campos australes.
Entonces, tomar la figura de un huaso para graficar una caricatura de mal gusto, no es humor, sino burla, una mofa que se agrede no solo al huaso, sino que a todos quienes vivimos en esta tierra bendita.
Un ejemplo de cómo se valora y respeta una figura tradicional está al otro lado de la cordillera, en Argentina. Se venera la figura del gaucho inmortalizado en su quehacer, ideas y principios en el libro “Martín Fierro”, el que se describe como un poema narrativo escrito en verso y una obra literaria considerada ejemplar del género gauchesco. Allá se respeta la figura del gaucho. Aquí se burla, se hace mofa del huaso.
Hace un año, tras terminar agosto, Scott hizo un dibujo de varios ancianos hablando sobre la felicidad de “pasar agosto”. Uno de ellos parecía ser víctima de demencia senil y otro oxígeno- dependiente. Hizo también mofa de millares de personas de la tercera edad que sufren males propios de la ancianidad. Desde luego, aquello no es motivo de burla o risa. Trabaja de esa forma un estilo tóxico y ofensivo.
No habría que olvidar que este dibujante se burlaba hace unos años del lanzamiento del primer satélite fabricado íntegramente en Chile, el Suchai I.
Es en momentos como este que recuerdo la creatividad de Renzo Pecchenino (Lukas) que nos hacía sonreír con dibujos de personajes y circunstancias bien elegidas sobre diversos motivos risibles de la vida diaria. Eran, en verdad, de una creatividad a toda prueba en los que jamás confundió el humor con la burla o la mofa, términos totalmente diferentes y que pareciera que Scott ignora.
Resulta preocupante que un diario como “El Mercurio”, considerado Decano de la prensa nacional, que tiene un prestigio que va más allá de nuestras fronteras, entregue espacio para que este dibujante publique caricaturas que, como ya se dijo, cofunden el humor con la burla agresiva y de mal gusto. (NP)
Marcos Borcoski




