Se esperaba que el primer debate entre Hillary Clinton y Donald Trump fuera un espectáculo. Y así fue. Los 90 minutos en que ambos candidatos se enfrentaron anoche en la Universidad de Hofstra, en Nueva York, estuvieron marcados por momentos de alta controversia: múltiples ataques y choques, interrupciones y sólo unos pocos minutos de calma. De acuerdo a The New York Times, la audiencia podría haber llegado a 100 millones de televidentes, mientras que el 62% le dio la victoria a Hillary contra un 27% de Trump, según un sondeo de CNN.
Clinton y Trump, que se estrecharon las manos al inicio de la cita, se mostraron cautos en los primeros minutos del debate. Pero enseguida el tono comenzó a cambiar. Con la temática del rumbo económico de Estados Unidos, Trump respondió las preguntas financieras diciendo que habían sido engañados y que México y China, entre otros, se han aprovechado del país. “Tenemos que impedir que sean robados nuestros empleos”, señaló el empresario.
La ex secretaria de Estado, en cambio, rápidamente atacó al empresario, diciendo que éste aumentaría la deuda del país si ofrecía grandes cortes de impuestos. El empresario aseguró que el país estaba peor hoy que en el pasado, y no demoró en culpar la gestión del Presidente Barack Obama y Hillary Clinton cuando fue secretaria de Estado. Esta línea la repitió a lo largo de todo el debate.
Ambos candidatos, que llegaron a esta instancia prácticamente empatados en las encuestas, no demoraron en chocar. En los primeros 20 minutos del encuentro, Trump se vio confiado, tranquilo y esperando su minuto para hablar. De acuerdo a los analistas, en el momento en que habló del mercado, se le vio correcto, marcando su candidatura de “outsider” con mensajes claros y simples.
Pero el resto del encuentro, Hillary tomó las riendas y no dudó en atacar. La ex primera dama se vio sólida y confiada, mostrando su experiencia y sus expertise en los debates. Dominó la conversación y puso al empresario a la defensiva, quien intentó responder constantemente lo que ella decía. Hasta le resultaron sus bromas e ironías.
Los candidatos se acusaron de no estar preparados para llegar a la Casa Blanca y evidenciaron sus visiones contrapuestas del país. La ex primera dama dijo que Trump había realizado “mentiras racistas” por el lugar de nacimiento de Obama y Trump afirmó que a Clinton le faltaba “histamina” para ser mandataria.
Hillary contraatacó: “Viajé a 112 países como secretaria de Estado, negocié tratados y otros acuerdos”. Asimismo, el candidato republicano dijo que publicaría sus declaraciones de impuestos cuando Clinton revele el contenido de los miles correos electrónicos que envió desde su cuenta personal cuando era secretaria de Estado.La declaración sacó aplausos del público. Pero la candidata no dudó y afirmó que Trump no ha publicado sus impuestos porque “o no es tan rico, o no lo ha hecho tan bien, o es que no quiere que los estadounidenses sepan que no ha pagado nada en impuestos federales”, afirmó.
Trump afirmó que la candidata demócrata había fallado y no había hecho nada por detener al “Estado Islámico”, mientras que Clinton aseguró que su rival no profundizaba en sus propuestas sobre cómo derrotar al grupo terrorista.
El debate
El primer debate presidencial entre los candidatos a la Casa Blanca, la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump, mostró la oposición frontal entre ambos, con una hora y media de ataques directos sin contemplaciones en economía, cuestiones raciales, política comercial y exterior.
El debate en la Universidad de Hofstra, en Long Island (Nueva York), cumplió las expectativas generadas y mostró el contraste entre las propuestas y las fuertes personalidades de Clinton, vestida toda de rojo, y Trump, con traje oscuro y corbata celeste.
Desde el comienzo, la ex secretaria de Estado fue directa al ataque, y el magnate inmobiliario aceptó el reto con réplicas igual de contundentes.
«Donald (Trump) fue uno de los que se aprovechó de la crisis inmobiliaria», dijo Clinton en el arranque, y recordó que «la peor crisis desde la Gran Depresión» se debió a un sistema impositivo como el que quiere promover el magnate, centrado en recortar los impuestos a los más ricos.
Por su lado, Trump echó en cara a su rival demócrata «sus más de 30 años en cargos públicos» y sus escasos éxitos.
El republicano criticó el acuerdo de libre comercio con Canadá y México (TLCAN o NAFTA, en inglés), firmado en la década de 1990 bajo la presidencia del marido de Hillary, Bill Clinton, al calificarlo del «más desastroso de la historia» y responsable de la fuga «de miles» de puestos de trabajo de EE.UU.
«Tenemos que impedir que las empresas dejen (Estados Unidos)», afirmó Trump, quien reiteró su propuesta de gravar con impuestos a las compañías que se trasladen desde Estados Unidos a otros países, entre las que citó a China y México, y luego pretendan vender sus productos en territorio estadounidense.
La respuesta de Clinton, de 68 años, no ofreció concesiones: «Mi marido hizo bastante buen trabajo».
En el ámbito económico, el republicano insistió en sus advertencias sobre el peligro que están generando los bajos tipos de interés mantenidos por la Reserva Federal (Fed) desde el estallido de la crisis en 2008 para estimular la economía.
«Tenemos un burbuja financiera grande, gorda y fea», subrayó Trump, de 70 años.
A mitad del cara a cara, celebrado sin interrupciones y que se espera haya sido el más visto de la historia con más de 100 millones de telespectadores, la conversación derivó hacia las tensiones raciales y abusos policiales que han provocado disturbios en numerosas ciudades del país, como Charlotte, Baltimore o Ferguson.
Trump aseguró que las comunidades negras urbanas «han sido abandonadas por los políticos demócratas que solo hablan pero no hacen nada».
«Hay dos palabras que Clinton no quiere usar, que son ley y orden», remarcó el republicano.
La aspirante demócrata, por su parte, insistió en la necesidad aumentar el control sobre la venta de armas militares y de asalto, algo a lo que se opone su rival, y reconoció un «racismo extendido en nuestro sistema criminal judicial».
Afirmó, asimismo, que Trump está a favor de la llamada estrategia de «detener y cachear» a las personas aplicada en Nueva York, que los defensores de derechos civiles han criticado porque abre la puerta a la discriminación racial y que un juez federal ha considerado «inconstitucional».
Uno de los momentos más favorable a la demócrata fue al recordar la polémica acerca de las dudas mantenidas sin fundamento durante años por parte de Trump sobre el certificado de nacimiento del actual presidente, Barack Obama, a quien el republicano acusaba de haber nacido en Kenia y por tanto no poder asumir la Presidencia.
Finalmente, y no sin reticencias, el magnate neoyorquino reconoció hace unas semanas que Obama había nacido en Hawai, aunque durante el debate se arrogó el «crédito» de haber logrado que hiciera pública su partida de nacimiento.
«Simplemente escuchen lo que dice Trump», replicó con sarcasmo Clinton.
El debate de la Universidad de Hofstra supone el arranque de la recta final de la campaña electoral estadounidense, con las últimas y agotadoras seis semanas por delante, con múltiples eventos diarios y en los que hay previstos dos nuevos enfrentamientos entre ellos frente las cámaras en San Luis (Misuri) y Las Vegas (Nevada).
EFE/Agencias


