Cierre de ciclo e inicio de una nueva era-Juan Ignacio Brito

Cierre de ciclo e inicio de una nueva era-Juan Ignacio Brito

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La elección de José Antonio Kast clausura un ciclo y entrega al próximo gobierno la posibilidad de que consolide el inicio de una nueva era en la política chilena. No solo cierra el clivaje originado en el plebiscito de 1988, sino que también acaba con el período octubrista. Paradójicamente, ha sido el fracaso del proyecto refundacional de la izquierda el que le abrió las puertas de La Moneda a un partidario del Sí. Contrario a lo que prometió Gabriel Boric en 2021, su administración no fue la tumba del neoliberalismo; justo al revés, ha facilitado la llegada de la derecha impenitente al poder.

El triunfo del postulante republicano (quien ayer confirmó que dejará la militancia del partido que él mismo fundó) solidifica la tendencia del electorado a alejarse de los partidos y candidatos provenientes de los sectores que condujeron la transición. Hoy ese distanciamiento parece irrevocable.

En el caso de Kast, el giro se traduce en que la nueva derecha es hoy hegemónica respecto de la antigua centroderecha. El balance de poder emergente debe traducirse en una gestión política que introduzca cambios reales, se distinga de las de la centroderecha y utilice como insumo principal para ello las propuestas del eje conservador de la alianza que seguramente gobernará al país. Ello no significa, por supuesto, que los elementos de Chile Vamos y centristas que puedan sumarse al Ejecutivo que asumirá en marzo no vayan a tener influencia importante, pero sí que estos deberían reconocer el liderazgo político y electoral del nuevo bloque que encabeza el gobierno.

Para consolidar la nueva era no bastará con un cambio de elenco. De hecho, eso ya tuvo lugar en los comienzos de la actual administración, con un rotundo fracaso. Acertadamente, Kast ha definido que su gobierno se concentrará en cuestiones clave que requieren tratamiento urgente. Pero los gobiernos de Chile Vamos han demostrado que una gestión técnica eficiente no lo es todo, ni mucho menos.

Si se pretende inaugurar exitosamente un nuevo ciclo perdurable, será necesario no solo promover la unidad, como repitió Kast en su discurso de anoche, sino también persuadir con una narrativa cultural fuertemente a tono con las ideas de la derecha a secas que profesan el Presidente electo y su núcleo cercano. Si quiere ser realmente exitoso, trascender y proyectarse, el Ejecutivo de Kast tendrá que aprender a caminar y masticar chicle a la vez.

El mandatario electo señaló ayer que su gobierno va a sorprender, sugiriendo que incorporará en su equipo a personeros de centroderecha y de centro. Es una idea hábil que puede asegurar una mayoría que dé gobernabilidad y permita grandes acuerdos, como se comprometió ayer Kast. Sin embargo, limitarse a ese tipo de inclusión puede resultar insuficiente.

El amplísimo triunfo de ayer no tiene que hacer olvidar que un quinto del electorado votó en primera vuelta por un candidato como Franco Parisi, que basó su campaña en la antipolítica y el descontento. La relativamente baja proporción de nulos y blancos de ayer confirma que Parisi no es dueño de esos votos. Sin embargo, el malestar existe y sería un error que el nuevo gobierno hiciera con él lo mismo que sus predecesores: barrerlo debajo de la alfombra.

Hay algo que se mantiene y que merece ser considerado. Tal como viene ocurriendo desde 2009, el electorado escogió ayer al candidato opositor. Para evitar la repetición en 2029 de la desestabilizadora oscilación pendular que impide implementar políticas y acuerdos de largo plazo, resulta imprescindible prestar atención a los dolores de ese sector invisibilizado que necesita ser escuchado y atendido. Incluso más que un pacto cupular con el centro y la antigua derecha, es eso lo que abrirá la oportunidad de inaugurar un nuevo ciclo y consolidar la opción de una mayoría viable en el tiempo. (El Mercurio)

Juan Ignacio Brito