El Gobierno chino ha puesto en marcha un nuevo programa de visado, denominado Visado K, con el objetivo de atraer talento extranjero altamente cualificado en ciencia y tecnología, en una clara estrategia para consolidar su liderazgo global en estos campos. Esta medida, anunciada en agosto e implementada este miércoles, contrasta con los recientes cambios restrictivos y costosos en la política de visados para trabajadores cualificados introducidos por el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos.
EN QUÉ CONSISTE EL VISADO K
El Visado K simplifica significativamente el proceso migratorio para profesionales de alto nivel. Permite a los titulados en disciplinas científicas, tecnológicas, de ingeniería y matemáticas (STEM) entrar, residir y trabajar en China. Lo más notable es que los beneficiarios pueden hacerlo sin contar con una oferta laboral previa ni con una carta de invitación.
La Cancillería china explicó que la medida busca «fomentar el intercambio de talento científico entre China y otros países». El portavoz Guo Jiakun informó que los consulados y embajadas pronto divulgarán los detalles específicos sobre trámites, tasas y los criterios específicos de selección, que el reportero Hu Xijin precisó, en la red social Weibo, que exigirían solicitantes de instituciones internacionales «de renombre».
DEBATE EN REDES SOCIALES
La introducción del Visado K ha generado una fuerte polémica en las redes sociales chinas, como Weibo, donde los hashtags sobre el tema acumulan millones de visualizaciones. El debate se intensifica debido a la alta tasa de desempleo juvenil que el país ha experimentado, agravada por la desaceleración económica, a pesar de los ajustes en el método de cálculo de la cifra.
Usuarios en Weibo critican que la medida podría permitir la entrada a «extranjeros sin verdadero talento», dificultando aún más la ya compleja búsqueda de empleo para los graduados universitarios chinos. También se advierte sobre la posible aparición de agencias que busquen facilitar trámites sin garantizar la calidad de los candidatos, debido a la dificultad que tendrán las autoridades para verificar de forma exhaustiva los títulos expedidos fuera de China.
CONTRASTE CON POLÍTICA MIGRATORIA DE EE. UU.
El lanzamiento de este visado se da en un contexto de intensa rivalidad tecnológica y científica entre China y Estados Unidos. Mientras Beijing abre sus puertas a profesionales de STEM, la Administración Trump propuso en septiembre imponer una tasa de 100.000 dólares anuales a las nuevas solicitudes de los visados H-1B, que anualmente benefician a 85.000 trabajadores cualificados. Esta propuesta estadounidense podría desalentar la llegada de profesionales extranjeros, en contraste directo con el enfoque de Beijing.
El diario oficialista Global Times afirmó que, mientras EE. UU. fue en el pasado el «destino final» del talento global, «hoy en día, China también se está convirtiendo en un centro de talento internacional». Expertos chinos señalan que no captar este tipo de talento debilitaría la competitividad tecnológica del país e impediría que sus instituciones y empresas alcancen su máximo potencial. (NP-Gemini-Agencias)



