¿Chile antiviejos?

¿Chile antiviejos?

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Absorto en mis trabajos académicos, ni supe que la ley 21.724 me dejaba sin trabajo a partir de enero del año próximo. Sus autores determinan que uno solo es útil hasta los 75 años y yo ya estoy pasado en varios minutos.

Levantó mi aporreada moral una columna reciente de mi decano Pablo Ruiz-Tagle y una carta de ayer de Eduardo Toro, líder de Conecta Mayor. Ambos aseguran que, en un mundo que envejece y en actividades que requieren experiencia, el exterminio edadista de esa ley es anacrónico. Decodificando con todo respeto, digo que así como hay jóvenes tontos y flojos, también existen viejitos inteligentes y activos.

De no ser así y de aplicar en otras actividades el criterio de nuestros legisladores, nos habríamos privado de muchas películas de Chaplin, Clint Eastwood estaría sacando palabras cruzadas, Vargas Llosa habría cerrado su computador hace 15 años y el Papa Francisco debió jubilar a los 75 años. (El Mercurio Cartas)

José Rodríguez Elizondo