Inentendible el escándalo con el hecho que el Partido Comunista haya expresado sólo que sigue siendo… el Partido Comunista. Y quién mejor para hacerlo que su presidente, Lautaro Carmona, que fue a México a aprender de la reciente experiencia de elegir en votación popular a los jueces, lo cual le es muy próximo porque cada vez que ha tenido a uno de los suyos imputado en el estrado, ha cuestionado al poder judicial en Chile.
Lo han acusado de estar torpedeando la candidatura de Jeannette Jara, le han pedido callarse, pero nada de lo expresado por Carmona es ajeno a la tradición de la tienda. ¿Acaso en el Congreso partidario de enero renunció a declararse marxista y leninista? ¿Pretenden cambiarlo ahora porque Carmona opinó que el ex ministro Marcel fue coñete con la billetera frente a las demandas sociales en salud y educación? ¿Y desde cuándo los comunistas creen en los equilibrios fiscales? Y para ir al fondo, ¿en la economía de mercado? China o Vietnam son excepciones, pero de libertad y la mano invisible de Adam Smith, nada, porque es el Estado quien define con su dedo los actores del mercado.
Inentendible la molestia desde el PS a la DC, pasando por el Frente Amplio, para acallar a sus socios íntimos de coalición. “Cada intervención de Lautaro Carmona (…) genera un cuadro de fraccionamiento, de distancia, de ruptura”, acusó el senador PPD Ricardo Lagos y vocero de Jeannette Jara. Pero él mismo recordó que sus parlamentarios votaron en contra del proyecto de responsabilidad fiscal porque no están de acuerdo con equilibrar las demandas sociales con los ingresos.
Es curioso que los socios en el gobierno del PC hayan perdido la perspectiva de que el partido de la hoz y el martillo sigue en la guerra fría, incluso, creyendo que el corrupto de Putin representa aún al soviet supremo frente a la OTAN. No los renovó ni el desplome de la cortina de hierro que impuso a sangre Stalin ni la caída del Muro de Berlín. Siguen apoyando las dictaduras, incluso cuando son narcodictaduras, con tal que sean de izquierda, como ocurre con Cuba o Venezuela. Gabriel Boric aceptó la línea roja con Cuba que le impusieron sus socios y habla de falta de democracia en Nicaragua o Venezuela, pero a Cuba no la toca.
Como que de repente la coalición gobernante sufre una profunda amnesia. Desde que Michelle Bachelet los invitó a participar, los parlamentarios comunistas han estado siempre con un pie en la calle y el otro en La Moneda. No han apoyado al gobierno ni siquiera en los proyectos de seguridad que se ha visto obligado a tramitar ante la fuerza de los hechos, como la ley de robo de madera, Naín Retamal, o la que sanciona la ocupación ilegal. Fue la única bancada completa que votó en contra de la ley Antiterrorista y en el norte tampoco estuvieron por desplegar las FF.AA. en las fronteras. En la renovación mensual de los estados de excepción, que son un mentholatum en la macrozona sur, lejos de la solución, también están sus votos en la disidencia junto a próceres del Frente Amplio.
Con el Partido Comunista no hay engaño. Los que se han mentido a sí mismos, o pretenden engañar a los ciudadanos, son todos lo que fingen que la candidata comunista no es tal, sino que socialdemócrata. Pero Jara es tan fake como ellos, porque si estaba en contra de apoyar la narcodictadura de Venezuela, debiera haberlo aclarado el primer día en vez de andar con eufemismos: “Tiene un sistema democrático distinto del nuestro”. Un cachetazo para los 7 millones de expatriados… O debió ser coherente con su propuesta de crecer a punta de generar demanda interna, que estaba escrito en su programa, porque los comunistas creen que se puede emitir sin responsabilidad y por eso estuvieron en contra de la autonomía del Banco Central en la Convención Constitucional.
Y su retracto respecto al aborto libre, otro punto del programa de apenas siete páginas, aunque no lo hubiera leído, ¿no es aceptado en Cuba o en la Rusia soviética y en la actual como un “método de anticoncepción” más?
La que en realidad es incoherente es la candidata del Partido Comunista. Si no está de acuerdo con su partido, ¿por qué no renunció hace tiempo y ahora finge preocupación por la seguridad, el crecimiento y los equilibrios macroeconómicos?
El PC sabe a dónde va. A salvar los muebles (su bancada parlamentaria), porque supone que Jara perderá. Con las ideas de antes y las de siempre: la revolución a través de movimiento de masas. Su candidata no estaría disputando la presidencia de la República si no fuera porque pertenece a ese partido, que llevó más electores a votar en la primaria que el Socialismo Democrático que no se levantó ese día por Carolina Tohá, como tampoco se pronunció el Frente Amplio por su militante, Gonzalo Winter. Ahora, sin embargo, Jara quiere engañar a los ciudadanos de centro y sus socios de la izquierda democrática le ponen la música. (El Lïbero)
Pilar Molina



