Como nuevo capellán del Hogar de Cristo, me tocó recorrer las obras que la causa del Padre Hurtado tiene en todo el país. En Iquique, conocí a Roberto, que estaba logrando dejar la calle. Con orgullo contaba que antes, en las cocinerías de El Agro, le decían «¡Fuera de aquí!», y hoy lo saludan con un «Adelante, joven, ¿qué se va a servir?».
Cuando narro estas historias e invito a hacer una Ruta de Calle, es frecuente que alguno retruque diciendo que no cree en el asistencialismo, que hay que enseñar a pescar, no andar regalando pescado. Pero muchos de los que están en la calle fueron, usando la misma metáfora, pescadores profesionales, pero la vida les jugó una mala pasada y lo perdieron todo. Ninguno de nosotros está a salvo de llegar a una circunstancia similar. La situación de calle suele estar ligada a profundos quiebres, a pérdidas familiares o económicas tremendas, lo que puede llevar a severas alteraciones de la salud mental o al consumo de alcohol y otras drogas.
Ahora que se inició el invierno, Hogar de Cristo invita a cambiar el pronóstico del tiempo: ¡Del tiempo promedio de seis años que las personas en situación de calle pasan en ella! Es un llamado ambicioso, que busca movilizarnos para sacar a esas 15 mil personas que duermen a la intemperie o en precarios rucos, y conseguir que recuperen sus vidas, que vuelvan a pescar por sí mismos, o que reaprendan y se motiven a hacerlo. Para esto se requiere trabajar en trayectorias inclusivas a largo plazo. Es una labor que dura los 365 días del año.
Agradecemos a quienes, conmovidos por el frío, salen a la calle a repartir nylon , abrigo, café y comida calientes, pero los convocamos a mantener esa sensibilidad viva y a ayudarnos a cambiar el pronóstico. (El Mercurio Cartas)
José Fco. Yuraszeck S.J.
Capellán del Hogar de Cristo



