A diez días de la segunda vuelta de la elección para gobernadores en 11 de las 16 regiones del país, el Presidente Gabriel Boric está notoriamente ausente en la campaña. Ya que una amplia mayoría de los chilenos cree que Boric está haciendo mal su trabajo y que su gobierno no sabe cómo gobernar adecuadamente al país, el Mandatario sabe que la mejor forma de evitar una nueva catastrófica derrota para su coalición es manteniendo un bajo perfil. Porque los candidatos oficialistas correctamente anticipan que aparecer junto al Presidente les restará votos, la imagen de Boric está notablemente ausente en la propaganda de campana. Tres años después de haber llegado en segundo lugar en la primera vuelta de la elección presidencial, Boric no ha logrado superar el 25,8% de apoyo que tuvo cuando los chilenos tenían múltiples opciones para escoger en el voto para Presidente de la República.
El Presidente ya usó la estrategia de ausentarse del debate público para el segundo plebiscito constitucional el 17 de diciembre de 2023. Después de la fenomenal paliza que recibiera su gobierno en las urnas en el plebiscito de la primera propuesta de Constitución en septiembre de 2022, Boric entendió que muchos chilenos querían usar el referéndum para castigar a su gobierno y no para decidir sobre la propuesta de nueva constitución.
Para el plebiscito de septiembre de 2022, el gobierno de Boric se la jugó decididamente por el Apruebo, haciendo campaña y gastando cuantiosos recursos para convencer al electorado de las supuestas bondades del texto constitucional que redactó la primera convención. Pero el país mayoritariamente rechazó el texto radical e inviable que torpe e irresponsablemente redactó la poco criteriosa convención. Aunque Boric había declarado que cualquier cosa era mejor que una Constitución redactada por cuatro generales (la Constitución de Pinochet), los chilenos le enseñaron una importante lección: las cosas siempre pueden ser peores. Aunque la mayoría de los chilenos votó inicialmente en octubre de 2020 por remplazar la Constitución de Pinochet, el trabajo de la convención -con la complicidad del gobierno que no hizo nada para ayudar a que el proyecto tomara un mejor rumbo- fue tan malo que la gente prefirió mantener la Constitución de 1980.
Para el segundo plebiscito, Boric optó por mantenerse al margen de la campaña. Sabiendo que había un riesgo muy grande de que muchas personas quisieran castigar a su gobierno votando contra la opción favorecida por Boric (el rechazo a la segunda propuesta de Constitución), el Mandatario chileno literalmente se escondió por varias semanas y evitó referirse al proceso constituyente. Nunca explicitó su oposición al nuevo texto precisamente porque sabía que, al hacerlo, sólo alimentaría el caudal de votos a favor del nuevo texto entre aquellos chilenos descontentos con su gestión que querían castigar al gobierno.
Hoy, Boric vuelve a esconderse. En las 10 regiones en que hay candidatos del oficialismo compitiendo en segunda vuelta, el gobierno ha estado especialmente ausente y el Presidente especialmente callado respecto a las opciones en la papeleta. Renunciando a ser el líder de su coalición, Boric no aparece en las fotos con los candidatos oficialistas. Es cierto que los candidatos oficialistas probablemente son los menos interesados en aparecer cerca del gobierno. Pero resulta sorpresivo que el gobierno se esmere tanto en habitar el papel del amigo impresentable con quien nadie quiere ser visto en público.
Es imposible no mencionar que la estrategia del gobierno constituye una admisión tácita del fracaso de su radical proyecto de transformación económica y social del país. Lo que partió como un sueño de refundación de Chile ha terminado como una pesadilla de mala gestión, inexperiencia política, y equivocadas improvisaciones. A casi tres años de haber ganado la segunda vuelta de la elección presidencial de 2021 -sólo porque la alternativa era peor-, el gobierno se quedó sin gasolina, sin conducción y con mucho descontento entre los pasajeros que lo único que quieren es que la pesadilla termine pronto.
Por eso, la estrategia de Boric de ausentarse de la campaña (el Mandatario literalmente se va de viaje a Perú y Brasil en los próximos días, justo antes de la segunda vuelta de la elección de gobernadores) no sólo resulta comprensible, sino que además es la opción menos mala para un gobierno que fue incapaz de sumar más adeptos de los que tuvo en la primera vuelta de 2021.
Bien pudiera ser que los resultados del 24 de noviembre sean menos malos que lo que muchos temen en el gobierno. Aunque esta vez la votación es obligatoria y, por lo tanto, el descontento con el gobierno se manifestará de forma más clara en las urnas, los candidatos oficialistas pudieran tener éxito en lograr alejar sus proyectos del fracaso que representa el gobierno de Boric. Pero incluso si eso ocurre, La Moneda no tendrá muchas razones para celebrar el 24 de noviembre y Boric tampoco tendrá muchas razones para abandonar su estrategia de mantenerse encerrado en el palacio y lejos de las calles y plazas del país. (El Líbero)
Patricio Navia



