Esta persecución ha sido facilitada debido a que la izquierda política ha insistido en que lo disputado tiene que ver con el derecho a abortar, sabiendo que en realidad lo que está en juego es el principio de subsidiariedad y la autonomía de los cuerpos intermedios. La confusión creada por este discurso, sin embargo, ha hecho que algunos liberales prefieran posturas tibias o el silencio. Por último, a las élites en conflicto parecen no importarles las graves consecuencias prácticas que tendría la definitiva expulsión de estas instituciones para miles de personas cuya atención ginecológica-obstétrica depende de ellas.
Es momento de que todos los que consideramos que la libertad y el desarrollo humanos dependen de la existencia de instituciones intermedias fuertes, y que lo público no se agota en lo estatal, presentemos un solo frente a este ataque. Hoy serán instituciones cristianas las perseguidas, pero mañana puede ser cualquier otra, ya que la fracasada filosofía que Bermúdez pretende imponer, la del «régimen de lo público», busca el sometimiento de todas las instituciones privadas que prestan servicios públicos a la lógica de las instituciones del Estado. (El Mercurio Cartas)
Pablo Ortúzar Madrid
Investigador IES



