A sólo 10 días de las elecciones presidenciales y cuando los “programas de gobierno” de los distintos candidatos se han robado la película, el economista Cristián Larroulet dice que lo central de la propuesta del ex Presidente Sebastián Piñera es que busca “lograr que Chile transite hacia el desarrollo en un período de por lo menos dos gobiernos”.
El vicerrector de postgrado de la Universidad del Desarrollo es una voz autorizada. No sólo se transformó en el primer ministro de la Secretaría General de la Presidencia en completar el período presidencial completo, sino que además estuvo en todos los equipos programáticos de las candidaturas de la centroderecha tras el retorno a la democracia.
Pero por estos días el ex ministro ha estado enfocado en hacer una reflexión e interpretar el momento actual de la política. Es por eso que hace una semana en la revista Qué Pasa dijo que “el paréntesis es el gobierno de Bachelet II” en un largo período en el que gobernará su sector.
En conversación con “El Líbero” reafirma sus ideas argumentando que “no hay ninguna duda de que ha habido un aprendizaje en la centroderecha, una mayor conciencia de la importancia de lo público, de la importancia de llegar a ser gobierno, de la necesidad que tiene Chile de aplicar las ideas y propuestas del sector; y pienso que el mejor reflejo de esto, es la producción intelectual que ha habido”.
– Estamos a 10 días de la primera vuelta. ¿Cómo ve la elección?
– Creo que hoy se demuestra en las encuestas, en los debates presidenciales, en los conflictos al interior de la izquierda y de la centroizquierda, que el resultado de la primera vuelta va a ser sin lugar a dudas una preferencia favorable y marcada en torno a Sebastián Piñera, quien representa una alternativa de cambio a lo que ha sido este gobierno. Hoy día mayoritariamente los chilenos muestran un rechazo hacia las ideas y las políticas del gobierno de Michelle Bachelet y la mayoría de la gente, ve que la opción de cambio real, concreta y verdadera, es Sebastián Piñera, así que creo que esa primera preferencia hacia él, es indudable. Y después la segunda pregunta es quién va a ser la persona que va a sacar la segunda mayoría, y a mí me parece que -a pesar de todos los inconvenientes, dudas, debilidades, errores cometidos-, va a ser Alejandro Guillier porque, detrás de él, están las fuerzas tradicionales de la centroizquierda y de la izquierda más organizada en Chile.
– En las últimas semanas se ha cuestionado al candidato por los “guiños” que ha hecho al mundo de la DC. ¿Cree que podría conseguir apoyos de ese sector?
– No tengo ninguna duda que Sebastián Piñera va a tener el apoyo de los desencantados de la Concertación, pueden venir del mundo de la Democracia Cristiana, pero también van a haber personas del mundo del PPD, incluso socialistas, y muchos independientes que votaron tradicionalmente por la Concertación, pero que están profundamente desencantados con este gobierno. No solamente por los errores de diagnóstico, y de política, sino que por algo más profundo, que es este estilo de mentalidad de retroexcavadora que ha tenido este gobierno.
– El ex Presidente Piñera ha hablado de la segunda transición. ¿Una segunda transición a qué?
– A mi me parece que él está planteando un proyecto de largo plazo en el país, está pensando más allá de cuatro años y la transición a la democracia que Chile hizo tomó un par de décadas. Creo que esta transición también es una tarea de un par de décadas, y es una hacia el desarrollo integral, el desarrollo humano. Eso es lo que él está planteando, es decir, nosotros tenemos que ser el primer país de América Latina que alcance el desarrollo desde la perspectiva económica, pero también tiene que ser un país que llegue al desarrollo de un punto de vista integral, del desarrollo humano, que es el concepto hoy moderno; eso constituye un relato muy profundo que lo va a liderar el presidente Sebastián Piñera. La analogía del Presidente Patricio Aylwin, que hoy día es el que marca la idea de liderazgo en torno a la transición hacia la democracia, es también la analogía de Sebastián Piñera que marca y va a marcar la transición hacia el desarrollo. Va a ser el primero, van a haber continuadores, pero él va a ser el primero.
– José Antonio Kast dijo que el verdadero legado del gobierno de Sebastián Piñera, era Michelle Bachelet, quien salió electa después que él, sin embargo los números hoy tienen nuevamente a Piñera en el primer lugar. ¿Qué cambió en estos cuatro años?
– El primer gobierno de Sebastián Piñera es el que permite que estemos hoy día en una posición de liderazgo y de anuncio a este proceso de transición hacia el desarrollo. El primer gobierno de Sebastián Piñera validó a la centroderecha como un conglomerado político amplio que es capaz de representar los intereses de la ciudadanía en forma más permanente, de largo plazo, que demostró profundas raíces democráticas, espíritu de tolerancia, de unidad, acuerdos, y capacidad de gobernar. La sociedad chilena hoy día, como se ha dicho por muchos analistas, es una sociedad muy exigente, mayoritariamente de clase media, y que tiene demandas muy fuertes hacia el Estado y la calidad de las políticas públicas. El gobierno de Sebastián Piñera demostró la capacidad para enfrentar estos momentos, entonces yo creo que es el primer gobierno el que le abre la puerta a esta transición hacia el desarrollo, estoy seguro que va a ocurrir desde el 11 de marzo
– Pero cuando terminó, la gente eligió a Bachelet por una amplia mayoría y no a otro gobierno de centroderecha…
– Es que yo creo que sacar esa conclusión es equivocada, en el sentido de que los procesos políticos son mucho más de largo plazo, y de alguna manera lo relevante es que Michelle Bachelet validó con su segundo gobierno la capacidad de la centroderecha para gobernar.
– Usted en 2014 escribió una columna en “El Líbero” donde sostiene que “cada vez son más los chilenos que se atreven a levantar su voz para expresar su disconformidad con el rumbo al que nos lleva la Nueva Mayoría”. ¿Se refleja eso en lo que pasa hoy de cara a las elecciones?
– Ese es mi punto, la combinación del primer gobierno de Sebastián Piñera, con sus avances en todos los planos, y el fracaso de la Nueva Mayoría, con la figura de la conducción presidencial al estilo de Michelle Bachelet -retroexcavadora, sacar los patines, no hacer comisiones transversales para impulsar sus principales reformas, etc.-, es lo que ha permitido un mayor respaldo ciudadano al proyecto de la centroderecha. Hay que pensar -como yo digo en esa columna- con la política de las ideas. Con las propuestas de Michelle Bachelet el país empezó a retroceder y la ciudadanía no quiere eso, sino que oportunidades, igualdad de trato, solidaridad y justicia. Esta ciudadanía no quiere retroexcavadora, y de alguna manera el resultado que ha significado el gobierno de Michelle Bachelet, es validar más la propuesta de la centroderecha y validar más la propuesta de la transición al desarrollo. Hoy día hay mucha más madurez, mucha más conciencia de la ciudadanía de que el modelo de la Nueva Mayoría no es el que sirve.
– Usted en esa publicación decía que “ojalá las autoridades escuchen a esta verdadera nueva mayoría ciudadana para que en el futuro los chilenos no tengamos que preguntarnos ¿cuándo se jodió Chile?”. ¿Se jodió Chile?
– Como escribí en el libro sobre el populismo que presentó recién Mario Vargas Llosa, el gobierno de Michelle Bachelet en sus inicios tuvo todas las características de un gobierno populista, pero la ciudadanía, la democracia, es la que reaccionó rechazando esas propuestas, y obligó al gobierno de Michelle Bachelet a poner un freno. Además, las instituciones fundamentales del país, estoy hablando de la Constitución, el contenido de esta, instituciones autónomas como el Banco Central, la responsabilidad fiscal, las instituciones como el Tribunal Constitucional, también pusieron un freno al proyecto populista, voluntarista, constructivista, y entonces ambas cosas, la ciudadanía más las instituciones le pusieron un freno a esto. No se jodió Chile, al revés, se generó una nueva oportunidad, y esta es la que marca el gobierno de Sebastián Piñera.
– ¿Entonces, los cuatro años de Bachelet le abren las puertas a un gobierno de Sebastián Piñera?
– Claro, para hacer una propuesta de largo plazo con este concepto de liderar la transición hacia el desarrollo, en un amplio sentido de la palabra.
– El ex Presidente Piñera ha hablado de los acuerdos ¿Con quién se construye consensos en un eventual gobierno?
– Creo que eso se construye fundamentalmente con los sectores de la antigua Concertación y con la ciudadanía, en el sentido que hoy día el país es uno menos etiquetado en los partidos políticos, hay un porcentaje de parientes muy altos, entonces en el fondo el gobierno tiene que construir acuerdos y consensos con los sectores políticos de la Concertación, desencantados de la Concertación, y también con la ciudadanía a través sus distintas expresiones. Hay que pensar que hoy con el cambio tecnológico, con los avances en materia educativa, tú puedes hacer coaliciones políticas mucho más amplias en todo el sentido de la palabra que empujan proyectos específicos.
– Los analistas han dicho que será difícil llegar a acuerdos por la nueva integración de fuerzas más diversas..
– Tengo una opinión diferente, de partida creo que son dos cosas distintas. Pienso que Chile Vamos va a tener una mayoría relativa en el Congreso, eso como primer hecho, lo que sí van a haber son más conglomerados, el sistema binominal tiende a que haya menos, por lo tanto la dificultad va a ser el trabajar los acuerdos, hablar con más sectores, esa va a ser la complejidad. Pero no va a ser tan difícil el lograr acuerdos, yo creo que no será tan difícil.
Programa de gobierno
– ¿Qué elementos considera centrales del programa del ex Presidente Piñera?
– Para mí lo central es plantear este proyecto para Chile, que no es de corto plazo. Lograr que Chile transite hacia el desarrollo en un período de por lo menos dos gobiernos, y eso se refleja en lo que se quiere, que es un desarrollo humano integral, en un mejoramiento de la calidad de vida para todos los chilenos. Eso pasa por temas económicos, sociales, institucionales, culturales, calidad de vida en las ciudades. Creo que la gracia del programa de Sebastián Piñera es que es el único que plantea una meta de largo plazo.
– Mauricio Rojas dijo en El Mercurio que el programa es “el inicio en serio del Estado de bienestar”. ¿Se ha perdido la influencia de los Chicago Boys en la centroderecha?
– La frase Estado de Bienestar es una un poco obsoleta, es el lenguaje que se hablaba para el Estado hace muchas décadas atrás, el concepto moderno del Estado es el que -usando un lenguaje académico-, se llama “state capacity”, lo importante es que el Estado tenga capacidad para cumplir su rol. ¿Cuál es su rol? Es producir bienes públicos, corregir externalidades negativas, en otras palabras, en lo democrático tener un sistema que funcione, en lo económico, producir las regulaciones que se necesitan, y en lo social tener un Estado que tenga la capacidad de ayudar a los sectores más pobres para superar la condición de la pobreza. Ese es el concepto que se utiliza hoy día sobre capacidad del Estado. Ahora, esa es la prioridad, y en ese enfoque, que es el que a mi juicio tuvo lo que se llamaba la escuela de Chicago, en la década del 70, es uno que sigue teniendo y que sigue siendo válido. Es básicamente, puesto en el lenguaje de hoy día, buena economía, y esa buena economía hoy se enseña en las mejores universidades del mundo en Europa, en China, en Estados Unidos, y también en América Latina. Pero obviamente que eso no quita que la realidad social, económica y política del país te obliga a modernizar el Estado y eso es lo que hay que hacer ahora. O sea, las políticas que se aplicaron en la década del 70 no son necesariamente las mismas políticas que tienen que aplicarse ahora. El mejor ejemplo es el concepto de “Clase media protegida”, que como dice muy bien el ex Presidente Piñera, se trata de aliviar los riesgos de caer en pobreza de los sectores de clase media, esos riesgos ocurren cuando hay una enfermedad, una situación de desempleo, incertidumbre por delincuencia, por inseguridad. Bueno, el Estado hoy día tiene que saber enfrentar esa realidad y eso es lo que está planteando su programa y que es un buen ejemplo de un Estado moderno.
– Pero en lo concreto ¿Se pierden o no la influencia de los Chicago Boys?
– No, la buena política pública creo que tiene más influencia que antes. ¿Por qué? porque este gobierno demostró el costo de tener una mala política pública. Pensemos en la situación de las colas en los hospitales, han aumentado significativamente las listas de espera para ser atendido en enfermedades Auge o no Auge, pero ese aumento de listas de espera se debe parte importante a una mala política pública. En el gobierno de Sebastián Piñera se eliminaron las listas de espera y eso se hizo con buena política pública, entre otras cosas, el concepto de bono Auge, ya que si no me atienden oportunamente yo puedo ser atendido en una institución pública o privada que me asegure esa atención. Ese concepto es de buena política pública y ese concepto está válido más que nunca hoy.
– Luís Larraín dijo en “El Líbero” que el programa “difiere bastante de un Estado de Bienestar”. ¿Fue un lapsus lingüístico de Mauricio Rojas?
– No, no, yo creo Mauricio planteó un punto correcto en el sentido de que le puso la palabra más propia de un lenguaje europeo, pero ese no es el lenguaje de Chile. Pero él por supuesto enfatiza -lo dijo después-, el concepto de la buena política pública, eso es lo que está detrás de eso. Hay que recordar que Mauricio vivió en Suecia muchos años y, por lo tanto, creo que no hay diferencias.
– Se puede decir entonces que se ha producido una evolución de la centroderecha…
– No hay ninguna duda de que ha habido un aprendizaje en la centro derecha, una mayor conciencia de la importancia de lo público, de la importancia de llegar a ser gobierno, de la necesidad que tiene Chile de aplicar las ideas y propuestas del sector; y pienso que el mejor reflejo de esto es la producción intelectual que ha habido. Han aumentado los libros que está produciendo la centroderecha, varias veces superior a la que ha habido en décadas anteriores, la cantidad de centros de estudio que han surgido en el último tiempo en el mundo de las ideas de la sociedad libre, la cantidad de columnistas y de presencia en las redes sociales. Bueno, en distintos frentes se nota una evolución de una mayor conciencia de su rol, de su liderazgo de las ideas, de que estas son las ideas que pueden hacer de Chile un país mucho mejor.
-Patricio Fernández escribió hace algunos días en The New York Times que “en caso de llegar a La Moneda, la derecha tiene la posibilidad de inaugurar un nuevo ciclo político, equivalente al conducido por la Concertación. Para conseguirlo debiera ampliarse hacia el centro e ir más allá de sus ortodoxias” ¿Qué le parece?
– Esto es un reconocimiento del proceso de aprendizaje que está teniendo la centroderecha del proceso de ampliación, del liderazgo de una persona como Sebastián Piñera, de la renovación que está habiendo en los partidos políticos de la centroderecha, de la fuerza que están teniendo sus ideas que se refleja, de nuevo, en la producción de libros, en la presencia en las redes sociales y en el debate intelectual. Creo realmente -poniendo un lenguaje más coloquial-, que la centroderecha se ha puesto las pilas, y eso es bueno para Chile.
– ¿Y hay que ampliarse hacia el centro?
– Obviamente que tiene que estar el centro, tiene que estar en la derecha, por eso es centroderecha, tiene que estar renovando ideas, y permanentemente haciendo diagnósticos de lo que pasa en el país y no teniendo temor a hacer propuestas con su base doctrinaria en esencia, que es confiar en la persona humana, ampliar los espacios de libertad y, además, seguir velando por lo público, no abandonar lo público. Al contrario, comprometerse mucho más.
El Líbero/Agencias


