La disputa por un escaño senatorial en Atacama entre Yasna Provoste (DC) y Daniella Cicardini (PS) escaló esta semana de una «guerra fría» a un abierto duelo electoral marcado por graves hostilidades cruzadas. El enfrentamiento se desató cuando la senadora Provoste, quien busca la reelección, acusó al Municipio de Copiapó de corrupción e intervención electoral a favor de la diputada socialista Cicardini.
Cicardini respondió con dureza a través de un video, vinculando a Provoste con la «red del caso Hermosilla«, mencionando reportajes que la relacionan con figuras como el destituido juez Antonio Ulloa y su asesor Aldo Cornejo. La diputada socialista aseguró que la red de poder está activando «operaciones más oscuras» para desprestigiarla, debido al apoyo ciudadano que, según afirma, posee su candidatura, y cerró prometiendo que seguirá «denunciando a los corruptos».
El origen del conflicto se remonta al caso Audios, donde Cicardini y el diputado Daniel Manouchehri (PS) son querellantes. Manouchehri, en su rol de acusador en la sesión del Senado que destituyó a Ulloa, aludió a Provoste por su voto en contra de una acusación anterior contra otra jueza, desatando la réplica de la senadora. Provoste criticó la «coherencia» de Manouchehri por «callar todo este tiempo la corrupción que aqueja al municipio de Copiapó».
La senadora falangista apuntó directamente al alcalde de Copiapó, Maglio Cicardini—padre de la diputada—, quien está bajo la lupa de la Contraloría y la Fiscalía por presunto intervencionismo electoral y acusaciones de haber contratado «empresas fantasmas para desfalcar a los copiapinos». Provoste emplazó a Manouchehri a explicar su silencio ante estas acusaciones, no descartando iniciar acciones judiciales.
Por su parte, el alcalde Maglio Cicardini rechazó «categóricamente» las expresiones de Provoste, vinculando las acusaciones contra su municipio a los «sectores vinculados a esta red» del juez Ulloa. El jefe comunal solicitó que el caso que afecta a Provoste sea investigado por una fiscalía de otra región, atribuyendo el actuar de la senadora a un «nerviosismo ante la caída de sus redes de influencia» y su bajo respaldo ciudadano. (NP-Gemini-La Tercera)



