En su columna de ayer, la exministra Carolina Tohá señala —con toda razón— que el oficialismo actual no puede “pasar por alto la profundidad de lo ocurrido, no solo en esta elección, sino en los últimos años”.
Sin embargo, precisamente porque ese mundo debe “reflexionar” en torno a las causas de su derrota, es que preocupa la afirmación de Tohá según la cual “José Antonio Kast puede representar la interrupción de definiciones compartidas, que el país ha ido adoptando de la mano de un impulso progresista acumulado por décadas”.
En la frase de la exministra resuenan los dos puntos ciegos que hoy afectan a una porción significativa de las izquierdas. Por un lado, ellas identifican erradamente la prosperidad y el desarrollo del país con su propia visión, de modo cada vez más excluyente (como si las miradas conservadoras, socialcristianas y otras no tuvieran carta de legitimidad ni aportes que ofrecer). Por otro lado, se omite que si algo interrumpió las “definiciones compartidas” de las últimas décadas fue la fractura de octubre y el consiguiente propósito de rehacer la estructura política, social y económica de Chile; propósito reflejado en el proyecto de la fallida Convención (que Tohá respaldó).
Mientras quienes renegaron de la Concertación —y más aún: de la trayectoria republicana del país— no reconozcan su error al respecto, será muy difícil que aprendan de su derrota. (El Mercurio Cartas)
Claudio Alvarado R.
Director ejecutivo IES
