Dada la crudeza de la pandemia por la que atravesamos, resulta grotesco observar la verdadera batalla que día a día libran algunas personas por contabilizar los fallecimientos que desgraciadamente ocurren.
Me cuesta imaginar que estos nuevos “analistas funerarios” no tengan asuntos más importantes que hacer que calcular todo el día si las trágicas muertes que se producen son mayores o menores que las informadas por la autoridad.
Es evidente que las personas que fallecen son un número exacto. Lo que no es posible establecer con certeza, y nunca lo será, es si todos murieron producto del virus u otras causales.
Dicho lo anterior, sugiero que se calme esta batalla por contabilizar personas fallecidas como si fueran objetos. Ello nada aporta y solo sirve para enrarecer el ambiente.
José Yuraszeck T.



