La columna de José Rodríguez Elizondo “Allende: La soledad de un socialdemócrata” nos pone ante el hecho sorprendente de ver súbitamente reunidos bajo una misma denominación política a quien presidió el país durante el gobierno de la Unidad Popular y a Joaquín Lavín, que podría llegar a La Moneda casi 50 años después.
El columnista afirma que “Allende siempre fue un socialdemócrata” —aunque es dudoso que él se hubiera definido como tal en tiempos en que esa distinción no gozaba de gran reconocimiento en una América Latina seducida por la revolución castrista—. Por su parte, en estos días el alcalde Lavín ha causado un terremoto en su sector al declararse socialdemócrata y, de paso, abundante escepticismo en la izquierda.
Pero, ¿pueden caber ambos personajes bajo un mismo techo ideológico, incluso cuando la ideología pasa por el momento más poroso de la historia? ¿O es que el primero habría sido un socialdemócrata de izquierda, mientras que el segundo sería un socialdemócrata de derecha? ¿Cuál sería entonces la diferencia que en todo caso entre Allende y Lavín asoma con una nitidez imborrable? Quizás la respuesta sea que uno de ellos (o los dos) no sería socialdemócrata después de todo, y que, en definitiva, tal cosa como un allendismo-lavinista es del todo imposible. Aunque por un fugaz momento la columna de Rodríguez Elizondo me dio que pensar.
Claudio Hohmann
