¿Podrá Lagos?- Sergio Muñoz

¿Podrá Lagos?- Sergio Muñoz

Compartir

El anuncio del expresidente Lagos de que está dispuesto a ser candidato presidencial en 2017 provocó un remezón político. Los otros presidenciables apuraron el tranco, numerosos candidatos a alcalde de la centroizquierda pidieron la foto correspondiente, en tanto que los parlamentarios empezaron a comparar la sombra que da cada árbol.

Lagos parece no tener dudas sobre las dificultades. Tal como están las cosas, si la elección presidencial fuera este año, el expresidente Piñera tendría una alta posibilidad de ser elegido, en lo que influye decisivamente el hecho de que está capitalizando la abrumadora desaprobación al gobierno de la Presidenta Bachelet y la Nueva Mayoría.Por mucha buena voluntad que se intente tener hacia la Mandataria, esa desaprobación es un dato rotundo, que lo condiciona todo. Siempre es posible negar la realidad, pero en las lides políticas eso conduce a la derrota.

El camino de Lagos es, por lo tanto, muy pedregoso. Está gobernando una parte de su “familia política”, lo cual restringe su libertad de movimientos en un momento en que la mayoría de la población considera que Chile va por mal camino. Y lo que él necesita es abrir un nuevo cauce. Si al final se impone la percepción de que es sólo el continuador de un bloque desgastado y errático, sus posibilidades serán limitadas.

¿Cuál es el sentido del esfuerzo de Lagos? No puede ser otro que mostrarles a los chilenos que existe otra manera de concebir una conducción progresista para el país, que potencie el crecimiento económico y la inclusión social, que haga converger las capacidades del Estado y el sector privado en una estrategia compartida de desarrollo.Que ello llegue a materializarse no depende sólo de él, pero sí en primer lugar de él, porque se relaciona con lo que desea representar.

Frente a la crisis de gobernanza, Lagos necesita encarnar un fuerte liderazgo nacional, integrador, que tenga claridad sobre los fines, pero también sobre los medios; dispuesto a dialogar con todos los sectores, pero que no teme adoptar decisiones difíciles. No hay espacio para nuevos malentendidos. O sea, tiene que hacer opciones complejas si quiere ofrecer la perspectiva de un gobierno coherente, eficaz, que inspire respeto. ¿Y las reformas? Es preferible no hablar de ellas como dogmas. Por cierto que sería un contrasentido decir que hay que continuar con las reformas y oponerse a que se reformen las leyes que no sirven. Si la reforma tributaria es un “engendro”, como la calificó el exministro de Hacienda Manuel Marfán, socialista, lo responsable es cambiarla. Al revés, una buena política de energía como la impulsada por el ministro Máximo Pacheco, también socialista, merece tener continuidad.

Quienes disputen la Presidencia se enfrentarán a una sociedad saturada de desconfianza. La mayoría de los chilenos no quiere cuentos, aspira a vivir en un país con menos incertidumbre y que progrese de verdad. No sabemos si Lagos se convertirá finalmente en el depositario de la confianza de esa mayoría, pero tiene una oportunidad.

 Sergio Muñoz

Dejar una respuesta