Los liderazgos son uno de los recursos escasos de una sociedad, en especial en la política. Éstos se caracterizan por posponer la inmediatez de un sondeo, para pensar en el futuro y soñar en el país. Los liderazgos suelen rebelarse contra la inercia de lo establecido, aventurándose a interpretar las inquietudes del hoy y del mañana.
El tremendo e irremediable descalabro del actual gobierno, sólo superado en su respaldo, por Dilma, abre, una inquietud acerca del futuro de Chile.
La improvisación de las reformas y la falta de capacidad para enfrentar la crisis de confianza en el gobierno, ha provocado entre otras calamidades una reforma electoral “hecha a la medida”, que ha traído como primeros frutos, la huida de varios de los actuales actores políticos que aprovecharán la “liquidación de temporada”, para acomodar sus pretensiones.
Así, los Boric se transformarán en Iglesias, y podrán gozar de una patente de “indignados”, como en España. Estos Podemos criollos serán también en Chile el nuevo disfraz de la izquierda bolivariana y algunos estarán felices de unirse a ellos y abandonar a la Nueva Mayoría, la que pronto descansará en paz. ¡Basta con mirar con lo que ocurre en la CUT!
“La ética de la responsabilidad” que deberían llevar siempre consigo los políticos de verdad, hace que también debieran ejercitar la consecuencia de sus dichos y de sus actos.
“La salida” de Andrés Allamand se encamina a imaginar un nuevo tinglado político para Chile, en un futuro no tan lejano. La teoría de la “captura del Estado”, de Genaro Arriagada, y que ha permitido el asalto al sector público de “camaradas y compañeros” a los cargos fiscales, vía un matrimonio por conveniencia y ahora mal avenidos, entre los componentes de la Nueva Mayoría, ha contribuido a evitar que la separación hubiese sucedido con antelación.
Pero estos emparejamientos van a terminar por quebrarse ya que estará en juego la sobrevivencia de la DC. Y ello, para Allamand conducirá a un dilema. Si los DC se quedan en la Nueva Mayoría se acaba su ciclo vital.
Antes de que ello ocurra, probablemente los obligarán a aprobar un aborto, como legado póstumo a una comedia, donde los valores se supeditan al ejercicio del poder, como lo ha señalado un connotado ministro.
Hay que encontrar una salida y para ello deben sincerarse las directivas políticas, para no seguir con las máscaras puestas.
Como en España, están emergiendo nuevos referentes que convivirán con los partidos o movimientos que sepan adaptarse a los tiempos.
Y si en la Madre Patria la tarea de ser gobierno se convierte en un “gallito” de personalismos de una izquierda pretenciosa y ávida de poder, nos preguntamos si en Chile no estaremos repitiendo esta fórmula para los próximos años.
La diferencia sin duda es un régimen parlamentario allá y un régimen presidencial acá, con segunda vuelta que posibilitará una salida frente al inmovilismo español, que puede terminar sin gobierno durante un año.
Pero la tarea en Chile Vamos no es asumir un gobierno, sino tener las mayorías necesarias para gobernarlo con coherencia con valores y principios compartidos y para ello habría que sincerar las posiciones y es aquí, donde abren las interrogantes, para que los movimientos y partidos de centro, sincerándose, actúen como Ciudadanos en España”.
En la vereda del frente, estarán pensando lo mismo, luego de la reaparición en escena del expresidente Ricardo Lagos, a la luz de los resultados de la última encuesta Adimark que sitúa a la Nueva Mayoría y a su gobierno con un escuálido 13% y a Chile Vamos con un 20%.
Ojalá sinceremos la política y seamos coherentes con los principios y no con las conveniencias, y retomemos el camino del progreso y la paz social de la gran mayoría que los chilenos desean con fervor.


