Desconocidos atacaron el pasado 24 de diciembre el memorial que recuerda a la familia Recabarren y a 78 víctimas de la dictadura en San Joaquín. La obra, del escultor Lautaro Díaz, sufrió la decapitación de la única figura que permanecía en el lugar.
La Corporación 3 y 4 Álamos denunció que el ataque fue ejecutado con odio y premeditación durante la madrugada de Navidad. Este hecho ocurre apenas tres semanas después del robo de tres de las cuatro aves que componen la instalación artística.
El ministro de Justicia, Jaime Gajardo, condenó enérgicamente la vandalización del sitio, calificándola como un acto de violencia política inaceptable. La autoridad enfatizó que no se puede dar espacio a quienes buscan negar las violaciones a los derechos humanos.
La Subsecretaría de Derechos Humanos anunció el ingreso de una denuncia formal para iniciar una investigación que permita identificar a los responsables. El organismo manifestó su profunda preocupación por el atentado contra un espacio de reparación simbólica para las familias.
Desde el Gobierno subrayaron que estos actos son intolerables para la democracia chilena y requieren un rechazo transversal de todos los sectores políticos. Las autoridades reafirmaron su compromiso con la protección de los sitios de memoria en todo el país.
Vecinos y organizaciones sociales de San Joaquín lamentaron el ensañamiento contra una obra que representa el secuestro y desaparición forzada de Manuel Recabarren y su familia. El ataque ha reactivado el debate sobre la seguridad en monumentos nacionales de carácter histórico. (NP-Gemini-La Tercera)



