Tras su victoria el pasado 14 de diciembre, el presidente electo José Antonio Kast ha desplegado una estrategia que analistas políticos califican como una «puesta en escena calculada». Durante estos siete días, el líder republicano ha buscado transitar desde la retórica de campaña hacia una imagen de gobernabilidad y sobriedad institucional, logrando desplazar al actual gobierno de la centralidad comunicacional.
Uno de los anuncios más comentados ha sido su decisión de residir en el Palacio de La Moneda junto a su esposa, María Pía Adriasola, rompiendo una tradición de 67 años. Esta medida es interpretada por expertos como un gesto de austeridad y compromiso con la presencia del Estado, logrando un respaldo ciudadano significativo.
DESPLIEGUE INTERNACIONAL Y REACCIONES
El viaje relámpago a Argentina para reunirse con Javier Milei marcó un hito en su agenda. Según la encuesta Panel Ciudadano-UDD, el 56% de los consultados aprobó este encuentro, aunque un 70% manifestó que prefiere un estilo de gobierno propio y distinto al del mandatario argentino. Esta gira fue vista como una señal de prioridad económica al ser acompañado por representantes del sector empresarial.
ADVERTENCIAS POR «AMARRES» EN EL ESTADO
Kast también ha tomado posición en debates de contingencia, enviando una advertencia directa respecto a las supuestas cláusulas de inamovilidad de funcionarios públicos impulsadas por la actual administración:
«Si alguien quiere amarrarse a un cargo, que se cuide. Ahora tenemos un amarre que es con Chile, hacerlo bien por Chile».
EL ANÁLISIS DE LOS EXPERTOS



