Carta del apóstol Jackson

Carta del apóstol Jackson

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El domingo pasado no fue solo el día del triunfo de José Antonio Kast, sino también el de la dura derrota de la izquierda: Jeannette Jara sacó el porcentaje más bajo en la historia reciente del sector, separada del ganador por una brecha de casi 17 puntos. Podrán presentar el resultado como una fase más de la dinámica pendular que caracteriza a la política chilena del último tiempo, pero la nueva versión deja a los perdedores mucho más lejos de sus adversarios que las versiones anteriores. Y todo empeora si consideramos cómo partió este ciclo: la izquierda venía a transformar un Chile que al fin había despertado.

Esta constatación inspira el documento de Giorgio Jackson publicado esta semana, que busca explicar la llegada de líder republicano a La Moneda. El texto ha sido celebrado como un gesto valiente, que iniciaría la esperada autocrítica que tienen pendiente las izquierdas, y en especial la generación de Jackson y el presidente Boric. Pero conviene mirar sus argumentos más detenidamente para hacerse una idea clara de aquello que realmente mueve al exministro. Porque si bien somete a revisión la performance de su gobierno, lo cierto es que atribuye los errores más a cuestiones de ejecución que de diagnóstico y convicciones, o más a la complejidad de la realidad, que a la responsabilidad de los actores involucrados. Y aunque incluye en el recuento de los errores hitos dolorosos, como los indultos a los “presos de la revuelta” o su referencia a una más alta “escala de valores”, reconoce en ellos solo “desprolijidad” y “torpeza”, como si las dificultades se hubieran debido a razones de forma, de apuro, de falta de atención a los detalles. Nadie es buen juez de sí mismo, pero siendo uno de los principales referentes de la nueva izquierda, uno esperaría una evaluación más exigente.

Sin embargo, nada de eso ocurre, y vemos en cambio una inexcusable indulgencia al describir los hechos. Así, en lugar de revisar el desleal papel cumplido como oposición durante la pandemia, Jackson remite apenas a la imprudencia de medidas como los retiros previsionales, que se habrían debido únicamente al peso de circunstancias tan excepcionales. Al mirar luego el proceso constituyente, el fundador de Revolución Democrática acusa a una propuesta tomada por el identitarismo y alejada de la ciudadanía en ciertas demandas, sin decir nada respecto del diagnóstico previo que sustentó esa propuesta y que ellos avalaban con entusiasmo. De hecho, la Convención solo llevó a su máxima expresión la interpretación que ya había realizado la izquierda sobre el estallido. No fue un desvío dominado por la tentación de una mayoría inesperada; fue la traducción institucional de una lectura que ya existía y a la cual el gobierno ató su destino. Y si es indulgente en los errores, lo es también al momento de atribuirse méritos: Jackson habla de la disminución de la conflictividad social durante el mandato de Boric sin referirse al hecho de que es la izquierda la que está en el poder. Solo sabremos cuánto aprendieron sobre ello cuando vuelvan a ser oposición.

Pero el documento revela su verdadera identidad al cierre. Lejos ya de la revisión de sus acciones, Jackson se detiene en el objeto favorito de la izquierda hoy: la “ultraderecha.” Acusándola de dividir al país entre “ellos” y “nosotros”, advierte del peligro de un movimiento inteligente y malévolo, que apela a las peores emociones. La ultraderecha avanza así, según Jackson, porque ha hecho del miedo una herramienta de movilización política para defender “lo que queda”, con total indiferencia respecto de la realidad. Así, más que un inventario de su fracaso, su texto es una alerta, una llamada al repliegue táctico que él aspira a conducir. No hay autocrítica, sino constatación pragmática de un cambio de ciclo, que exige tomarle el peso a un adversario que considera ilegítimo y que ha logrado engañar con éxito a la gente. Esta última en cambio sigue sin tener nada que decirle. Solo valía cuando había despertado. (La Tercera)

Josefina Araos

Investigadora del IES.