Durante su mandato, el Presidente libertario Javier Milei se retiró de la OMS, no presentó candidatura para integrar el Consejo de Derechos Humanos, retiró su delegación de la COP 29, rechazó la Agenda 2030 y denunció a la ONU por haberse transformado en un “Leviatán de múltiples tentáculos” (se refería a sus organismos) que avanzan un “programa de gobierno supranacional de corte socialista”.
El Presidente Trump también se retiró de la OMS y del Acuerdo de París. Podría seguir con el Presidente de Hungría, Viktor Orbán, y su negativa a aceptar las leyes de inmigración y la ideología de género de la UE, con VOX en España, AfD en Alemania y Meloni en Italia.
Los nacional libertarios compartimos la misma ruta soberanista. Su avance depende de una serie de factores que nadie puede adivinar, pero sí podemos manifestar nuestra decisión de cumplir con lo establecido en nuestra Constitución, cuyo artículo 5 reza: “La soberanía reside esencialmente en la Nación. Su ejercicio se realiza por el pueblo a través del plebiscito y de elecciones periódicas y, también, por las autoridades que esta Constitución establece. Ningún sector del pueblo ni individuo alguno puede atribuirse su ejercicio”.
Por último, lo que escapa a la comprensión de los analistas es que esperamos cambiar las reglas del juego impuestas por los globalistas y no someternos a ellas. El Presidente Milei dio un ejemplo con la Agenda de la Libertad.
Es hora de recuperar la democracia de las manos de burocracias que nadie eligió, liberarnos de la permisología e ideología de género y devolver al pueblo de Chile lo que le pertenece: el poder de darse sus propias reglas y de decidir su destino. (El Mercurio Cartas)
Vanessa Kaiser



