La declaración de Diego Paulsen (RN), jefe de campaña de Evelyn Matthei, al tildar al actual gobierno de «atorrantes», provocó una inmediata y profunda controversia en el ámbito político nacional. Paulsen afirmó que la candidatura de Matthei es la que asegura «derrotar a este mal gobierno», además de acusar al Ejecutivo de buscar posicionar a José Antonio Kast como un rival «menos competitivo» para el balotaje.
El Gobierno rechazó tajantemente los dichos. El ministro del Interior, Álvaro Elizalde, consideró que «la ofensa no tiene justificación en un debate democrático». La ministra vocera, Camila Vallejo, criticó el «nivel tan bajo al que se ha llegado», argumentando que la descalificación tiene una «connotación clasista» y distrae del debate sobre ideas y propuestas de país.
Desde el comando de Matthei se apresuraron a aclarar que el ex presidente de la Cámara intentó referirse a la holgazanería e inoperancia del Ejecutivo, no a una connotación despectiva de clase. El presidente de la UDI, Guillermo Ramírez, secundó esta defensa, sugiriendo que «ineptos» o «inoperantes» serían palabras más precisas. La diputada RN Ximena Ossandón también defendió a Paulsen, señalando que el término representa la ineficacia del Gobierno que la ciudadanía percibe en terreno.
La propia Evelyn Matthei respaldó los dichos de su jefe de campaña, refutando la molestia del Ejecutivo y profundizando su crítica: «La inmensa mayoría de los chilenos sienten que este gobierno ha sido irresponsable, incapaz e indolente«. Matthei además acusó al Presidente Boric de intervencionismo electoral, buscando favorecer a un candidato al que cree «más fácil ganarle».
Por su parte, José Antonio Kast optó por no enfocarse en la palabra, pero coincidió en el fondo del reproche, señalando que se trata de un «Gobierno fracasado» que dejará un «legado de más homicidios, de más inmigración ilegal, menos vivienda». El presidente del Partido Republicano, Arturo Squella, afirmó que lo que escuchan de los ciudadanos en la calle es un lenguaje «bastante más subido de tono» que el usado por Paulsen.
A pesar del apoyo de los líderes de la oposición tradicional, la declaración también sumó reparos internos. El vicepresidente de Demócratas, Matías Walker, si bien apoya a Matthei, indicó que no comparte las declaraciones de Paulsen «ni en la forma, ni en el fondo», llamando a elevar el nivel del debate. Además, el candidato del Partido Nacional Libertario, Johannes Kaiser, y el diputado republicano José Carlos Meza, se mostraron críticos e irónicos, recordando la «incoherencia» de Chile Vamos al pactar acuerdos con el mismo gobierno que ahora tildan de «atorrante».
Expertos analizan el episodio como parte de la estrategia de la derecha para aparecer como la «oposición más firme» a menos de tres semanas de la elección. El analista Germán Silva considera que la frase fue un «error no forzado» e innecesario que hizo retroceder a la campaña de Matthei, justo cuando intentaba marcar distancia de otros candidatos y atraer a votantes de la ex Concertación. En tanto, Mauricio Morales advirtió que el uso de la palabra «atorrante» puede interpretarse como un «juicio despectivo de clase», lo que aleja a Matthei de los estratos más pobres. Concluyó que imitar el tono de Kast es ineficaz, pues «la gente siempre prefiere el original antes que la copia». (NP-Gemini-Emol)



