A propósito de las propuestas programáticas en materia de educación de los candidatos a la presidencia quisiera contar una historia real en materia de educación que puede ser muy inspiradora.
Cuando fallece el año 1989 Marcelo Astoreca, joven ingeniero civil de la Pontificia Universidad Católica de Chile a los 34 años de edad, un grupo de amigos decide crear una fundación con su nombre y en su memoria dedicada a la educación. Así, el año 1990 se concretó el primer colegio en el sector más pobre de Renca cuyo nombre es San Joaquín, a los que se suman los colegios San José, San Juan en Lampa y prontamente el cuarto, el colegio Santa Julia en la misma comuna.
He ido de visita un par de veces al Colegio San Joaquín. Esta semana fui al San Juan para celebrar los 35 años de la Fundación. Me llama la atención su sencillez, pero sobre todo su limpieza, su orden, y el grato ambiente que se respira en su interior. Visité una sala justo antes que un curso saliera de clases y no había un papel en el suelo. Me reuní con los miembros del directorio y me contaron que se reúnen cada quince días en el colegio y que suelen ser asiduos a las reuniones. Son personas altamente motivadas, que van evaluando la marcha del colegio y no sólo desde el punto académico, sino que también en lo que se refiere a los valores morales que se les entrega a los niños junto a una sólida formación espiritual. Los colegios son queridos en el sector. En las fechas que son conocidas por la violencia en los barrios más pobres, el colegio no lo tocan, y ello porque los vecinos, los padres y apoderados ven allí un valor inestimable, fruto de la motivación de estas personas que tomaron la decisión de hacer las cosas bien. Estos colegios son gratuitos.
Este colegio en particular si hay algo que puede entregar son buenas noticias. Un botón de muestra: el año 2024 los resultados promedio del SIMCE de 2° medio fue de 340 puntos cuando la media del país era de 254 y de los particulares pagados 306 puntos. Ese mismo año, en la PAES, el promedio en matemáticas y lenguaje fue de 709 cuando la media nacional fue de 610 puntos, siendo el colegio San Joaquín el mejor de Renca
Conclusión: la motivación, el esfuerzo, el querer hacer las cosas bien hechas es un factor decisivo a la hora de obtener buenos resultados. Para ello se requiere en primer lugar personas altamente motivadas que le dediquen tiempo, inteligencia y talento. Pensar que los graves problemas que nos aquejan en materia de educación se van a solucionar con mayor participación del Estado o sólo con más dinero es un error. Hoy la Fundación es sostenedora de dos colegios más en Lampa los que también ya obtienen resultados similares que el primogénito.
Esta experiencia la han querido compartir, a través del Área de Desarrollo de la Fundación donde levantan y sistematizan las prácticas exitosas de los colegios Astoreca, para extenderlas e impactar a otros colegios a lo largo del país. Actualmente ofrece asesorías a 73 establecimientos, capacita a más de 2.000 profesores anualmente y publica materiales educativos a través de su editorial, impactando a 80 mil estudiantes por año. Además, en su portal educandojuntos.cl difunde metodologías educativas exitosas, constituyéndose en un espacio relevante para educadores de todo Chile.
¿Dónde están los egresados? No se extrañen, pero de ese colegio enclavado en uno de los sectores más pobres de la ciudad dan cátedra en materia de PAES. En efecto, de los egresados del Colegio San Joaquín el 81% ha ingresado a instituciones de estudios superiores.
De este ejemplo podemos sacar muchas conclusiones. La primera es que la motivación sincera por un mundo mejor y el querer realmente ayudar a sacar a los jóvenes de la pobreza, que no busca protagonismo y que perdura en el tiempo, es la vía para superar los problemas de educación que tenemos en Chile. En segundo lugar, que quienes han tenido más oportunidades en la vida tienen una responsabilidad ineludible respecto de los más vulnerables. Este directorio asumió esa responsabilidad y los frutos están a la vista. Ellos tienen muy presente que sobre los conocimientos grava una hipoteca social. En tercer lugar, los resultados escolares dependen en gran medida de lo que pasa en la sala de clases. Es allí dónde se da el salto cualitativo a la hora de preparar intelectualmente a los jóvenes.
Por último, es impensable una educación integral que no tenga presente en el corazón del proyecto educativo la dimensión espiritual y moral de los jóvenes, lo que lleva de la mano las virtudes del respeto, la disciplina, el orden. Cuánta razón tiene Benedicto XVI cuando plantea que “el amor es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y la paz”.
Si tiene por ahí “una platita guardada” no dude en hacérsela llegar a la Fundación Astoreca. Lejos la inversión con la más alta rentabilidad, superar efectivamente la pobreza. Qué obra más en la línea de Francisco que nos anima a vivir para los demás y qué coherente con la invitación que nos hace León XIV de pensar en grande.
A los candidatos a la presidencia estos colegios les deja una gran lección. Muchos de los problemas que nos aquejan como país no son por falta de dinero, sino por falta de motivación, de mística, de amor, de el anhelo de hacer las cosas bien. Estos laicos, todos católicos con una hermosa vida espiritual lo demuestran con esta obra maravillosa que nos recuerda las palabras del Evangelio: Por sus frutos los conoceréis. (El Líbero-Cartas)
Cardenal Fernando Chomali G.
Arzobispo de Santiago



