Si bien es cierto que normalmente escribo columnas sobre temas de relaciones internacionales, seguridad nacional, seguridad pública y defensa, en esta oportunidad la dedicaré a la comuna de Las Condes, en donde soy concejal desde el 06 de diciembre de 2024. Como tal soy presidente de la Comisión de Hacienda y estoy bastante metido en todo lo que se refiere a la seguridad pública comunal.
Para que entendamos qué es Las Condes, comuna que fue fundada hace 124 años un 26 de agosto de 1901, y que incluía hasta 1981 lo que es ahora lo Barnechea y Vitacura, les traigo algunos datos:
– Según el último censo, Las Condes tiene en torno a los 300.000 habitantes o un poco más del 4% de los habitantes del Gran Santiago, número que aumenta en más de un millón durante el día producto de los colegios, universidades, clínicas, establecimientos deportivos, empresas, comercios, centros comerciales y así muchos otros, lo que lleva a que el porcentaje aumenta aproximadamente al 19% de los que viven en la capital.
– Tiene una superficie de casi 100 km2, lo que es 3,5 veces Vitacura o siete veces Providencia.
– Tiene el segundo más alto Índice de Desarrollo Humano (IDH) de Chile, en donde Vitacura tiene el primer lugar de la categoría de los muy altos, una categoría a la que pertenecen además de Las Condes y Vitacura, las comunas de Lo Barnechea, Providencia, La Reina y Ñuñoa. El IDH de Las Condes es similar al de Noruega, Suiza e Islandia, países que normalmente sacan los primeros lugares y que son reconocidos por su nivel de desarrollo.
– Es la comuna que más ingresos tiene en Chile, para el 2026 son US$570 millones, el más alto de su historia, que bajan a US$355 millones después de los traspasos al Fondo Común Municipal (FCM). Las Condes traspasa el 40% de sus ingresos y a pesar de ello, su presupuesto equivale a algo cercano a lo que manejan Providencia, Vitacura y Lo Barnechea netos de los traspasos que estas comunas también hacen al FCM.
No los quiero aburrir más con cifras, pero sí les puedo indicar que sus colegios municipales, servicios de salud, parques, recintos deportivos, y aspectos culturales son de lo mejor en Chile y no tienen nada que envidiar a lo que se encuentra en las principales ciudades de países desarrollados.
Todo lo anterior no es por generación espontánea. Es producto del trabajo de aquellos que trabajaron y los que trabajan en la Municipalidad, su Teatro Municipal, Corporaciones de Cultura, Salud y Educación. Es producto del trabajo de alcaldes y concejos, que siempre han tenido como prioridad al vecino. Es cierto que se cometieron errores, y como en toda organización humana, hubo algunos que deshonraron, pero a la vez, los hubo quienes, con su ingenio y trabajo, lograron traer a Las Condes buena parte de las principales empresas de Chile, las que pagan sus patentes comerciales en esta comuna, representando ello un poco más del 50% de los ingresos, siendo esto lo que hace que Las Condes sea diferente al resto, y no como piensan varios, que los ingresos mayormente vienen por contribuciones, patentes vehiculares y de alcoholes.
Muchos indicarían que el Las Condes que conocemos se lo debemos a Joaquín Lavín, lo que puede ser muy cierto, pero estoy seguro de que hubo otros alcaldes y equipos que también hicieron esto una realidad. Obviamente que quizás hubo desaciertos por parte de Lavín, pero fueron menos que las acertadas decisiones tomadas años atrás, y que tienen a Las Condes como una de las mejores comunas de Chile, sino quizás la mejor. A las personas se les debe juzgar en su justo mérito, algo que también aplica a Joaquín Lavín y su gestión. Que aplica también a sus antecesores, a los que lo sucedieron, y, por cierto, que aplicará a la actual administración cuando sea el momento de evaluarla.
Cuando miramos a la comuna que está cercana a cumplir sus 125 años, ahora bajo el liderazgo de la alcaldesa Catalina San Martín y un concejo en que siete de los diez concejales son nuevos, no solo está el desafío de mantenerse en la “pole position”, sino también en los desafíos que indico a continuación:
– Los vecinos esperan que no matemos la gallina de los huevos de oro, que cuidemos lo que existe, y lo mejoremos más aún. Esperan que cada uno haga bien su pega, en la forma que corresponde, y que además seamos eficientes en el gasto y efectivos en los servicios. Una cosa es tener plata, y otra es malgastarla.
– Los vecinos esperan ver mejoras en la efectividad de los servicios municipales, de los servicios que diariamente reciben. Los vecinos de Las Condes son exigentes. No soportan tener hoyos en las calles y veredas dañadas. Tampoco aceptan tener que esperar mucho para obtener o renovar licencias de conducir.
– Los vecinos esperan que la municipalidad se preocupe por su seguridad, más aún en los complejos tiempos que se viven, tiempos que incluyen tener pocos o muy pocos carabineros disponibles. Esperan tener la mejor seguridad de Chile, que incluye por cierto no solo cámaras y pórticos lectores, sino también inspectores municipales en cantidades suficientes para suplir la ausencia policial, y disuadir a los delincuentes que gustan robar y hurtar en nuestra comuna.
– Los vecinos esperan que los servicios compartidos de seguridad, aquellos en que los vecinos y la municipalidad se colocan en partes iguales también funcionen independiente de que la Unión Comunal de Juntas de Vecinos ya no da servicios de seguridad. Sólo esperan que funcionen igual que antes y no están muy dispuestos a aceptar explicaciones. Claramente puede y tiene que haber un cambio en el modelo de gestión de los centros, pero no una baja relevante en los servicios de seguridad recibidos.
– Los vecinos esperan que la Municipalidad los ayude a manejar las externalidades negativas que genera el recientemente reinaugurado estadio de Cruzados, un estadio de clase mundial, ahora llamado Claro Arena. Saben que el estadio llegó antes que ellos y que es la casa del equipo de la UC, pero otra cosa es aceptar los problemas que generan eventos como los de Lionel Ritchie, Ricky Martin o Rod Stewart. Entienden que es importante esa línea de ingresos, algo que queda claro en la entrevista a Hernán de Solminihac, pero otra cosa es que sea a costa de quienes habitan en San Carlos de Apoquindo.
– Los vecinos esperan los ayuden cuando se producen situaciones que, aunque legales, generan problemas a los equilibrios de los barrios y a la tranquilidad de los que los habitan. Hay que cuidar el delicado equilibrio entre poder emprender y los problemas que los emprendimientos generan en su entorno, sean calles abiertas o cerradas, edificios, condominios y comunidades.
– Los vecinos esperan ver que haya un foco importante en los adultos mayores, especialmente en aquellos sectores en que se están transformando en mayoría. Esperan poder caminar tranquilamente, disfrutar las plazas y parques, y tener actividades que los mantengan activos. Esperan que los acompañen, y que los ayuden a manejar las complejidades de la modernidad, pero también con los servicios legales que requieren, y por, sobre todo, con una reducción importante de los impuestos que deben pagar, partiendo por las contribuciones que los tienen ahogados. Ellos quieren vivir en Las Condes hasta el final de sus días.
– Los vecinos esperan que no aparezcamos más en la prensa por errores o faltas administrativas, pero también esperan que el celo por lo administrativo no se transforme en una razón para que los servicios no sean oportunos o de buena calidad. Tapar hoyos recién el tercer trimestre no es para ellos aceptable. Lo mismo aplica a veredas y sumideros. (El Líbero)
Richard Kouyoumdjian



