Aunque seguramente estaba tratando de ayudarla, al explicar que iba a votar por Jeannette Jara “con una aprensión” asociada al rol que tendría el Partido Comunista en un hipotético gobierno de la candidata oficialista, el exministro Mario Marcel abrió un debate necesario e importante. De ser electa presidenta, la llegada de Jara a La Moneda representará la primera vez en la historia de la República que el Partido Comunista tiene a alguien de sus filas en la presidencia. Aunque Jara ha insistido en declarar que ella es la candidata de una coalición amplia de izquierda, es inevitable que muchos duden, como Marcel, sobre la conveniencia de que una militante del Partido Comunista tome el control del timón del país a partir del 11 de marzo de 2026.
Si bien los comunistas gustan de victimizarse y transforman cualquier cuestionamiento a la falta de compromiso con la democracia de ese partido en supuesta evidencia de un injustificado anticomunismo, es innegable que el Partido Comunista y sus militantes tienen una concepción bastante sui generis de lo que es la democracia. La propia Jara se tomó varios meses antes de atreverse a reconocer que Cuba no es una democracia. Pero hasta el día de hoy, Jara jamás ha dicho que Cuba es una dictadura. Esa relativización de lo que debería ser un inequívoco compromiso con la democracia deja en claro que el PC no es cualquier partido en el sistema político chileno.
Basta con un repaso a los documentos oficiales del partido para verificar que el PC no cree en el capitalismo ni en el modelo social de mercado que ha tenido Chile. Es cierto que, cuando ganó las elecciones primarias en 2021, el entonces candidato Gabriel Boric también se comprometió a sepultar el neoliberalismo y después, cuando fue Presidente, no cumplió su promesa. Pero Boric incumplió su promesa no por falta de ganas. Boric apoyó con entusiasmo el proyecto fundacional que presentó la convención constitucional y que fue rechazado ampliamente por la ciudadanía en septiembre de 2022.
Si Jara llegara a ganar la elección presidencial y se convierte en la próxima presidenta de Chile, tendremos que prepararnos para tener en el poder a una mujer que cree que el capitalismo puede ser superado para imponer un modelo económico que sea dirigido centralizadamente por el Estado. Es cierto que es improbable que Jara logre derribar el modelo, ¿pero qué sentido tiene entregarle una pistola a alguien que te quiere ver muerto? Para todos aquellos que creen en el capitalismo, la llegada de Jara a la presidencia debería ser un motivo de alarma. Por eso, resulta incomprensible que alguien que cree en el modelo capitalista entregue su apoyo, aún si es “con aprensiones,” a Jara.
Para Marcel, el problema de que Jara llegue a La Moneda es que el Partido Comunista también llegará a La Moneda. Ya que ha anunciado que votará por Jara, podemos suponer que el exministro de Hacienda no cree que el Partido Comunista tendrá la capacidad de tomar decisiones. Pero para que eso sea cierto, debe creer que Jara en realidad no es tan comunista o que, siéndolo, ejercerá tal autocontrol que no intentará derribar el capitalismo. En otras palabras, Marcel le quiere entregar la pistola a Jara porque cree que ella, aunque quiera disparar, podrá autocontrolarse y no hacerlo.
Ahora bien, si Marcel efectivamente estuviera convencido de que Jara ejercerá un autocontrol y no buscará poner a Chile en el camino de la “superación” del capitalismo, el exministro de Hacienda no debiera haber mencionado esa aprensión. Al mencionar la aprensión, el exministro explicita que, en el fondo, alberga dudas de que Jara pueda dejar de actuar como comunista en caso de llegar al poder. Si Marcel realmente estuviera convencido de que Jara defenderá el modelo social de mercado, jamás habría explicitado su aprensión.
La recomendación de Marcel solo alimenta dudas sobre lo que realmente intentará hacer Jara en caso de llegar al poder. El buenismo que a menudo informa las decisiones de muchas personas de izquierda bien los pudiera llevar a creer que un comunista en realidad no comparte los valores y principios del Partido Comunista porque resulta evidente que no tiene ningún sentido lógico creer que un modelo estatista es superior al modelo capitalista. Pero el solo hecho que el Partido Comunista y sus militantes sigan definiéndose como comunistas constituye demostración fehaciente de que, pese a toda la evidencia acumulada, esas personas albergan el sueño de que el capitalismo sea remplazado por un modelo económico centrado en el Estado. Jara, como parte de esa identidad, también piensa que un modelo estatista es superior al modelo capitalista.
La aprensión que explicitó el exministro Marcel tácitamente reconoce que hay buenas razones para creer que, de llegar al poder, una presidenta comunista hará lo que los comunistas consideran como su razón de vida, tomar medidas para que el país pueda remplazar el modelo capitalista por un modelo en el que estado tome las principales decisiones económicas. (El Líbero)
Patricio Navia



