En una anterior Feria del Libro de Buenos Aires, cuando la Región Metropolitana fue invitada de honor, las actuales autoridades determinaron que se privilegiaría a editoriales cuya dirección estuviera en manos de mujeres. Esto jamás había sucedido con ninguna feria del libro en el mundo. No se tuvo para nada en cuenta la calidad y extensión del catálogo de las diferentes editoriales, ni el número de autores chilenos en cada una de ellas. Obviamente fue un fracaso ridículo.
Como dice Gerardo Varela: “Las ferias no son para promover tu ideal en política”.
Un chiste típico en la Varsovia de 1949 describía el resultado de una competición por una escultura conmemorativa en honor a Pushkin. El monumento ganador fue una figura gigantesca de Stalin sentado y sosteniendo un pequeño libro entre las manos, en la cubierta del cual se habían impreso en letras minúsculas dos palabras: Pushkin/Poemas.
De Varsovia (1949) a Osaka (2025) al parecer han cambiado poco las cosas por estos lados. Espero que para la Feria del Libro de Frankfurt 2027, donde somos país invitado de honor, dejemos de lado la militancia ferial. (El Mercurio Cartas)
Pablo Dittborn Barros



