La decisión del Presidente Gabriel Boric de pedir la renuncia al ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, sorprendió al comando de la candidata oficialista Jeannette Jara y generó inquietud en la coalición. La medida se adoptó luego de que la Federación Regionalista Verde Social (FRVS), partido de Valenzuela, quebrara las negociaciones y se inscribiera en una lista parlamentaria propia junto a Acción Humanista (AH).
En el cuartel de campaña de Jara, ubicado en calle París 76, los teléfonos no dejaron de sonar cuando comenzaron a circular los primeros rumores. La candidata, que se encontraba en Calama en el marco de una gira nacional por 28 ciudades hasta el 14 de septiembre, reaccionó con cautela: “Es una decisión privativa del Presidente de la República, y sus razones tendrá”.
El golpe político generó preocupación en el equipo de Jara, ya que el diputado Jaime Mulet, líder de la FRVS y protagonista de la ruptura, integra el comité estratégico de la campaña junto a Ricardo Solari (PS), José Toro (PPD) y Bárbara Figueroa (PC). En los partidos grandes del oficialismo la lectura fue clara: Boric busca consolidar su legado y una coalición fuerte, aun a riesgo de tensionar la candidatura presidencial.
Dirigentes como Jaime Quintana (PPD) y Tomás Hirsch (AH) cuestionaron la “excesiva prescindencia” de La Moneda en el proceso electoral, acusando falta de comunicación del comité político. Desde el gobierno, en cambio, niegan que exista abandono y recalcan que Jara tiene asegurado su paso a segunda vuelta, descartando además que Boric piense en un segundo mandato a futuro.
La disputa interna en el Frente Amplio por cupos parlamentarios, en especial en el distrito 8, y la desconfianza hacia los propios parlamentarios oficialistas tras la impugnación de la ley de permisos sectoriales en el TC, explican parte del endurecimiento de Palacio. Hoy, solo un reducido círculo –Interior, Segegob, el Segundo Piso y el propio Presidente– define la estrategia electoral, mientras el resto del gabinete recibe instrucciones.
En paralelo, el Ejecutivo ha intensificado los “gobiernos en terreno” y adelantado todas las cuentas públicas a julio, con despliegues masivos en regiones. También prepara la Cumbre por la Democracia en septiembre, vista como una oportunidad para reforzar la campaña oficialista.
El compromiso con Jara ha tenido costos: 16 funcionarios han dejado el gobierno o congelado sus cargos para sumarse al comando, cuatro de ellos desde Segegob. En La Moneda subrayan que no habrá intervencionismo ni uso de recursos públicos, aunque reconocen que el gobierno “es un actor político”.
Con la candidata oficialista estancada en encuestas entre 25% y 27%, el comando busca ordenar su discurso y evitar errores programáticos que la derecha intenta usar para instalar la idea de que “miente”. La prioridad, advierten en el Frente Amplio, es dejar de hablarle a los partidos y enfocarse en la ciudadanía.



