Poco antes de las 21 horas del sábado escucho la noticia de que la Junta Nacional DC decidió en esta fatídica fecha, apoyar y sumarse a la candidatura presidencial de la exministra Jeannette Jara.
A renglón seguido, la noticia se completa con la anuencia a ir, junto al oficialismo, en lista parlamentaria única.
A pesar de intuir que la segunda decisión (lista conjunta) sería un factor de conveniencia que abona a la primera decisión (apoyar a la señora Jara), quisiera en esta sombría fecha expresar tristeza sobre la decisión de esta Junta Nacional.
Nací en un hogar donde desde joven vivía y compartía la militancia de mis padres en la histórica Democracia Cristiana.
En particular, fui durante 30 años militante del señero y siempre democrático partido político, el que eligió a tres presidentes de la República que marcaron la historia en distintos ámbitos de nuestro país.
No alcanzo a entender cómo una comunidad política responsable y gravitante en la historia por más de seis decenios, decide transformarse en último carro de cola de una coalición programático-electoral que por largos tiempos ha sido contraria a principios del humanismo cristiano que fueron fundacionales en este partido.
Muy bochornoso final. (El Mercurio Cartas)
Eduardo Aninat Ureta



