Darío Quiroga: «Rival más favorable para Jara en el balotaje es Matthei”

Darío Quiroga: «Rival más favorable para Jara en el balotaje es Matthei”

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No más de cinco personas compusieron el círculo de mayor confianza que definió la estrategia de la candidata de Jeannette Jara, quien se impuso contundentemente en las primarias presidenciales del oficialismo el pasado fin de semana. Un integrante de ese grupo era el sociólogo y experto en estrategia comunicacional Darío Quiroga.

Al panelista del pódcast La Cosa Nostra, de hecho, se le podía ver acompañando a la militante comunista en debates, pendiente de las ideas fuerzas a manifestar ante sus contendores. También jugó un rol clave en la elaboración del discurso que entregó la exministra del Trabajo la noche del domingo para ofrecer un discurso como la abanderada del oficialismo.

Si bien Quiroga prefiere abordar esta entrevista como analista político, lo cierto es que durante la campaña cumplió la labor de asesor de la candidata en calidad ad honorem. A él se le atribuye la decisión de explotar el lado más humano de Jara y sus atributos blandos.

—¿Por dónde se ganó la elección?

—Por la conexión. Subrayo esa palabra para decir qué no es, porque se suele desacreditar la palabra, diciendo que es ser cercana o carismática, que son atributos que puede tener mucha gente, pero que no implica que uno vaya a votar por esa persona. Lo que sí ha tenido es una gran capacidad de conexión, porque se vieron todos los atributos que ella silenciosamente fue construyendo en su paso por el Ministerio del Trabajo. La gente veía las noticias, que la reforma de pensiones avanzaba. Eso no es como que fue una gran gesta, pero fue como una historia que se contó de a poco y la parte informada de la ciudadanía se enteró. Poco a poco Jeannette fue siendo un personaje visible sin que eso significara que fuese una figura presidenciable. Fue haciendo la pega sin estridencia.

Eso, cuando empieza la campaña, fue un atributo que en sí mismo. Podía ser como que hiciste bien la pega, y que te lo pueden agradecer, pero nada más. Ahí es donde aparecen los atributos personales más blandos y ella logra hacer una conexión, que tiene su sello, que ha sido sorpresivo para todos, incluso para ella, porque en algún minuto esa historia, el relato, se transforma por tus características blandas en algo más poderoso. Por eso hablo de conexión. El poder conectar con mucha gente es algo excepcional. Ello logró conectar a partir de su historia, de quién es, y sus atributos blandos.

—¿Había esa idea desde un inicio sobre Jara?

—Yo consideraba que cuando recién comenzaba a conversar con Jeannette, a principios de abril, ella me parecía que era capaz de desplegar lo que era. Creía en ese minuto que lo más probable es que ella le fuese a ganar a Carolina Tohá o Gonzalo Winter. Tenía dudas de si podría desplegarse, por lo que se tardó su candidatura en oficializarse en el PC, pero si ella lograba sortear eso, creía que la posibilidad que tenía era muy grande porque ella no necesitaba grandes recursos. No era necesario un gran despliegue propagandístico. Era necesario que ella pudiera ser conocida y dejara fluir lo que es y lo que piensa. Eso se hizo fuertemente en redes sociales y en sus encuentros presenciales. Su terreno fue intenso y bueno y fue dando frutos. Nadie pensó que iba a ser por tanto, en todo caso.

—Carlos Peña alude a la personalidad de la candidata. ¿Va el resultado también por ahí?

—Digo “sí, también”. Porque en el fondo las características personales son atributos necesarios, pero no suficientes. En mi análisis político hay una dimensión que se pierde en análisis clásicos, que tiene que ver con la capacidad simbólica de construir. Un ejemplo que hace sentido es cuando Bachelet como ministra de Defensa se sube al tanque. Está la literalidad de la mujer que con su biografía, su padre militar asesinado por la dictadura, se sube arriba de un tanque. Eso, a veces, en determinados contextos, construye un significado más profundo. Eso es lo que digo que es conexión.

En un tiempo en que básicamente el protagonismo lo tienen los discursos de ira de derecha y algunos personeros de izquierda que siguen el patrón de conversación sobre la seguridad, con discursos asociados a la rabia de sacar a los inmigrantes, construir una zanja, aparece una candidata que dice que eso no es un tema, que lo que busca es una conexión distinta. Tiene atributos de personalidad, pero lo que logra es un fenómeno político más poderoso, y que ahora veremos si lo proyecta al siguiente nivel de llevarlo a públicos más vastos y lejanos. Eso sí, ya partió siendo muy poderosa.

—Y en el caso de Winter, ¿cómo se explica su derrota? Ahí se alude a que Jara le comió votantes al Frente Amplio.

—Lo hizo, eso es indudable. Y pienso que la derrota del Frente Amplio no es tan severa. Se lo dije a Gonzalo el propio domingo en la noche. Si ellos son capaces de sacudirse rápido de la derrota, el Frente Amplio sigue teniendo un elenco muy destacado y con interesantes cuadros técnicos. No me cabe duda que en las parlamentarias les irá bien. Porque creo que en esta oferta interesante de la primaria, que ofrecía a dos exministras que eran, junto con Camila Vallejo, las tres ministras más destacadas del gabinete, cualquier otro actor era muy difícil que tuviera dónde agarrar.

—¿Winter no tenía un lugar?

—No tenía un lugar en que él pudiera destacar. Gonzalo es un buen parlamentario, un buen polemista, pero viene del Parlamento, un lugar donde se gestiona la política, pero las cosas se hacen en municipios y ministerios. Estas dos ministras, de alguna manera, aunque no se explicitara, evocaba a la disputa Alvear-Bachelet de hace veinte años. Ahí, en ese espacio, Gonzalo nunca tuvo opción. Es una realidad política de contexto que le superó, pero que no tiene que ver con sus aptitudes políticas. Entró en una pelea muy difícil de hacer suya en la medida que se estableciera la pugna entre estas dos ministras.

—¿Y qué pasó con Tohá? Porque ella llegaba con el perfil más presidencial, habiendo sido exministra, exalcaldesa, exdiputada…

—Los contextos son súper importantes. Carolina estaba número uno en encuestas porque no había más candidatos. Tohá, hace un año, ya sonaba como candidata. En la práctica, Tohá durante todo el año pasado parecía la candidata de Boric. Carolina venía corriendo sola como candidata del Gobierno, pero en ese contexto la gente percibió esa lógica de que todo el discurso de la derecha está en la seguridad, y básicamente lo que Carolina ofrecía era eso. Construyó su gestión política en los últimos años a partir de ser la ministra de Seguridad.

Entonces encuentro que fue una decisión extraña que en el tema de mayor debilidad del actual Gobierno y del próximo también, decir ‘mi oferta va a ser los que damos seguridad’, cuando es el tema peor evaluado. Incluso, se compara mucho con la última presidencial argentina, cuando el peronismo presenta a Sergio Massa, al ministro de Economía a la presidencia, cuando la crisis del país era económica.

—¿Pero tuvo opciones?

—Podría haber ganado si presentaba una buena candidatura, pero bastó que Jeannette Jara llegara y desplegara su carisma y su proceso de conexión. Y el grueso de la gente que votó intuitivamente dijo ‘mira, no quiero entregarle todo a la derecha, bailando la música que ellos ponen, que es la seguridad’. Y llegó Jeannette, que habló hasta la saciedad de sus logros en el Ministerio del Trabajo, pero no eran solo logros, sino que era un mundo que tiene que ver con las jubilaciones de los viejos, con el salario mínimo. Y esos fueron avances que la gente pudo ver y reconocer. Ofreció un discurso alternativo sin desconocer la importancia de los temas de seguridad. Eso encantó a la gente, sumado con sus atributos personales que hacen que los temas conecten.

—¿Cuál fue el error de Tohá?

—Mi opinión, más allá de los errores que se comenten en cada campaña, es que quizá hay un error que cometieron tanto el Frente Amplio como el Socialismo Democrático, que fue cuando hubo este terror creciente de Jeannette, y lo que hicieron fue dejar de potenciar las aptitudes de sus candidatos y se dedicaron a decir que Jeannette Jara podía ser fantástica, pero que no era competitiva. Hablaron sobre el PC, sobre Venezuela y sobre que no era competitiva. Eso terminó ampliando la ventaja, porque cuando se nota que se trata de manipular, la gente castiga.

BALOTAJE: MUY DIFICIL

—¿Es un problema a considerar la participación de la primaria?

—Me molesta cuando analistas políticos hablan de eso. Fui esta semana a Sin Filtros y escuché a Max Colodro. Y le dije que me daba vergüenza, porque él decía que la primaria de 2021 de la izquierda con Boric y Jadue votaron 1,7 millones, sin el Socialismo Democrático. Y como en esta votaron menos personas, fue un fracaso. Entonces le decía que para eso no necesitaba caracterizarse de analista político. Los analistas políticos lo que hacemos es tomar muchas variables de contexto para poder comparar.

Hace cuatro años con las primarias de la izquierda, menos de un año antes hubo un plebiscito en que el 80% de la gente dijo Convención Constitucional y no mixta, sino que sin políticos. En esos mismos días en que se hizo esa primaria no había partidos en la Convención. Los sueños constituyentes estaban súper vigentes, todo el mundo era de izquierda, había retiros de las AFP, Piñera en picada… O sea, ¿cuál es el punto de comparación? Es una cosa realmente absurda. Después se dice como mantra que las proyecciones eran 2 millones. ¿Las proyecciones de quién? ¿De analistas que tienen jefes, agentes económicos? Eso me parece deshonestidad intelectual, porque saben que no es cierto.

Las primarias de hace 8 años atrás, en las que ganó Sebastián Piñera a Manuel José Ossandón y Felipe Kast, que todos denominaron muy exitosa y que efectivamente lo fue porque luego Piñera ganó la presidencial, en esa elección sacó los mismos votos que Jeannette Jara. 827 mil votos tuvo Piñera ese año. 825 mil votos tuvo Jeannette el domingo. 1.418.000 sacó en total esa primaria. 1.420.000 la primaria de ahora. Entonces eso no es real. Esta primaria fue muy exitosa. Las primarias, cuando estás en la oposición tienden a ser más masivas, porque la energía política está al poco tiempo en la oposición.

—Una encuesta de Panel Ciudadano muestra a Jara como ganadora en primera vuelta, pero pierde en segunda vuelta contra Evelyn Matthei y José Antonio Kast. ¿Es imposible ganar la segunda vuelta con Jara?

—No, no es imposible, pero es un desafío muy, muy, muy difícil. Lo que sostengo, y lo dije antes de la primaria, y no es que los resultados primarias demuestren lo que digo, pero en realidad Carolina Tohá, una opción más de centro, centroizquierda, que siempre fue lo que subvencionó a la Concertación, si hubiese sido candidata, la derrota en segunda vuelta era segura. O sea 45-55, un poco lo que fue Piñera-Frei o Piñera-Guillier, una derrota segura o consistente. Lo que creo con Jeannette Jara, con el resultado en la mano, es que estamos en la presencia de un fenómeno que estamos por ver su tamaño. A veces hay fenómenos que surgen y se desinflan rápido.

—¿Como quién?

—Hace cuatro años Sebastián Sichel, que fue un pequeño fenómeno. En el caso de Jara estamos en presencia de un fenómeno que va a madurar dependiendo de ella y de las cosas que pasen, pero hay un fenómeno que compararía, no por su parecido, sino por magnitud, de lo que pudo haber sido Bachelet. Jara la tiene muy difícil. No tiene asegurada su triunfo en primera vuelta, porque podría haber descuelgues de sectores de centro y no ganarse el corazón, no de los militantes y de las cúpulas de los partidos, sino de esos mundos.

Si eso pasa, creo que ahí inicia recién el intento de empezar a hablar en un lenguaje que pueda llegar a sectores que hoy piensen en Kast, Kaiser o Matthei. Eso es posible por el voto obligatorio. Hay, al menos, un 30% de población despolitizada que se siente excluida. Esa gente perfectamente puede estar votando hoy por Kaiser, pero pienso que en tres meses más podría hacerlo por Jara.

—¿A qué tendría que apelar Jara para llegar a ese votante molesto? ¿Basta con el proceso de conexión del que usted hacía mención?

—Claro, pero ahora tienes que hablarle a un público que está muy enojado. Y por eso lo tiene muy complicado. Es superclave que ella sea capaz de hacer una oferta en temas de seguridad que sea creíble, pero alternativa de lo que ofrece la derecha. Tiene una posibilidad de construir como coalición, porque no lo tiene claramente, una propuesta de seguridad que no solamente baile al ritmo de la música que pone la derecha. Si ella logra eso y sacarse el estigma de que la izquierda es garantista de los delincuentes, tiene una opción de meterse en la disputa para ganar la segunda vuelta.

—¿Con quién tiene más chances de ganar Jara: Kast o Matthei?

—En general, uno habría dicho que con Kast hay más opciones. Pero eso era cuando Matthei estaba arriba en las encuestas. Porque Matthei, como ha estado en este rato en una crisis muy profunda que eventualmente puede dejarla fuera de la papeleta en la primera vuelta, lo que pienso que es todavía rentable si es que no frena la caída. En realidad en este minuto Jara parece tener más opciones con Matthei. Hoy en día las dos primeras opciones en las encuestas son Kast, del Partido Republicano y Jara, del Partido Comunista. En ningún análisis clásico eso tiene cabida. Bueno, así es la vida. En el fondo lo importante es cuál es el candidato que logra hacer esta conexión y que tenga esta energía.

—¿Kast ha logrado construir energía?

—Sí. Ese sector ha logrado construir una energía importante. Incluso, en un minuto, Johannes Kaiser lo tuvo, pero Kast lo dilapidó rápido y lo consolidó para sí. Si se me pregunta por el mejor rival ahora para Jara en segunda vuelta, es Matthei. Pero lo que digo es movible y no tiene tanto que ver con los otros, sino que tiene que ver con la capacidad de construir tu propia energía y visión de mundo que sea “agarrable y compartible” con el resto de la población. Ese es el desafío de la política en la actualidad, creo yo. No el gigante programa, ni las medidas que te las dará tal economista. Esas son patrañas. Si fuese por el establishment, Donald Trump nunca habría sido presidente.

—¿Es posible vencer a Kast?

—Kast es “derrotable” porque su liderazgo es débil. Él ha hecho trabajos muy confianzudos, un trabajo muy comunista con prioridad en el partido. De hecho, históricamente en Chile los dos partidos que le dan mayor importancia al partido, y que si alguien se sale de la línea del partido prefieren que se vaya a la cresta, son la UDI y el PC. Y Kast viene de ese ideario. Es por lo mismo que en los republicanos no hay otro liderazgo que no sea Kast. Tiene la casa ordenada. Eso es interesante.

—¿Cuánto pesa el anticomunismo en la adhesión a Jara? ¿Superarlo es suficiente para ganar la elección?

—Mientras más sacan el tema del comunismo consiguen que el tema sea impermeable. Es el mismo error que cometió una parte de la izquierda que acusa hasta hoy a Kast del pinochetismo. Esa discusión es válida en círculos ilustrados o políticos. Pero al ciudadano de pie no le importa. Pienso que a un porcentaje importante de la población no le importará y puede ser que ellos cometan el error sin haberlo visto venir. La tecla anticomunista se va a activar y está bien, pero en algún minuto ese ciudadano de a pie, que solamente votará porque está obligado, si Jara logra establecer la conexión que decía al comienzo, ya no le va a importar su militancia. (The Clinic)